Capítulo 33: "VOTOS DE AMOR"

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El corazón de Alphard se llenó de dicha de oírlo tan entusiasmado con la idea de casarse, él también estaba deseando que por fin pudieran unirse así, entonces lo abrazó y comenzó a moverse de forma lenta pero dura, recorriendo cada lugar de su cálido y húmedo interior.

Ogien cerró los ojos nuevamente y pegó su espalda al pecho de su amado mientras le permitía embestirlo tanto como quisiera. Le tomó una mano y la dirigió a su boca, le besó la palma y los dedos y sacó la lengua para lamerlos, esos dedos gruesos que habían trabajado el día entero; no dudó en tomarlos, humedeciéndolos para guiarlos después hasta su pecho que ya estaba algo inflamado, Alphard solo pudo observar maravillado y luego no pudo contenerse y acarició esos botones deliciosamente endurecidos con un poco de fuerza.

Al sentir era estimulante presión, Ogien no pudo contener los lascivos gemidos que vinieron, se aferró con fuerza a la sábana bajo su cuerpo.

—Alphard, quiero correrme —gimió eufórico—. ¡Más! Hazlo más rápido, ¡así! Ya casi amor, te amo, Alphard... Al... me vengo, ¡AAAAAH!

—¡Me encantas... me fascinas! ¡Te amo... te amo tanto...! Hazlo.

Alphard respondía pegado a su hombro, besando e incluso a veces mordiendo su cuello, apretándolo más y más hacia abajo para llegar más profundo hasta que lo vio venirse, liberando una fuerte onda de placer y energía que hizo gritar al albino, el rubio se estremeció cuando sintió la exquisita presión rodeando su miembro al punto de que terminó llenándolo también soltando graves quejidos contra su blanca piel.

Cuando el éxtasis pasó, Ogien se quedó inmóvil y jadeante hasta que su respiración se normalizó, entonces se alejó un poco y rompió la conexión de su cuerpo con el de Alphard, era obvio que el mayor no había tenido suficiente, nunca era suficiente y sonrió jovial al girarse para pegar su frente a la de él.

—Gracias, amor, tus palabras me hacen muy feliz, tienes razón, no debería sentirme mal por esto —se palpó la barriga—, tendremos una niña preciosa, eso es lo único importante.

—¿Niña? —jadeó bajo el mayor por toda respuesta, esa información lo había perturbado bastante, se levantó un poco para poder mirar al menor. Ogien asintió con suavidad al ver su expresión.

—Me lo dijo Catalina hace rato, aunque no sé si debería creerle, también dijo que serían como cinco bebés... por eso estaba molesto, ya tendré mi venganza luego.

Alphard ni siquiera había pensado en la posibilidad de que fuera una niña, por su parte, Ogien ni siquiera se percató del tono que aquel había usado al decir esa palabra, se abrazó a él y volvió a besarlo, llevando una mano a ese imponente miembro aún erecto para acariciarlo, lo cual terminó por devolver a Alphard a la realidad ya que su mente se encontraba en otra parte.

—¿No vas a continuar? —preguntó Ogien con cierto dejo de inocencia y se mordió los labios con ansiedad—. Ya estoy listo.

—¿Eh? Sí, sí... sigamos...

Decidido a no pensar en eso de momento se perdió una vez más en el cuerpo de su amado dragón, y una otra vez luego de esa.

Cuando su tarde de calor pasó y Afner despertó reclamando alimento, Alphard se levantó así desnudo y se acercó para tomarlo en brazos, mirándolo con preocupación, ese niño era tan amado para él y no dudaba de que una niña sería amada por él también, pero... él no sabía nada de niñas, nunca tuvo una madre, no gustó de una mujer, y a sus ojos eran algo... alocadas, Afner crecería para ser un hombre fuerte y gobernaría todo lo que Ogien y él construyeran con sabiduría, un hermano podría seguir ese mismo camino, pero quien sabía qué camino seguiría una mujer, ¿y cuando estuviera en celo?

Belenus de LernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora