Capítulo 38: "EL LLANTO DE LA HIDRA NEGRA"

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El ánimo de Alphard crecía con los días, estaba deseando poder estar de nuevo con su amada familia que lo visitaban diariamente. Ver a su pequeña crecer sin haberla podido abrazar ni una sola vez le estresaba demasiado, ni siquiera le importaba que muchos de los poderes que iba descubriendo eran verdaderamente extraordinarios, por lo que, faltándole solamente uno por controlar, urgió a Fayer.

—¡¡Podemos terminar esto hoy mismo Fayer!!

Para el castaño los progresos eran alentadores, tanto en Alphard como en Ogien y estaba ansioso por terminar y que la paz se restaurara de nueva cuenta, al menos lo suficiente hasta el juicio de su antiguo rey, Aydahar.

Estaba por caer la noche y Alphard de verdad quería intentarlo, dominar cada poder podía ser en ocasiones tan fácil que en menos de una hora estaba listo o podía ser tan difícil que tomaba días de práctica, no se podía precisar nada, pero las ganas de ser de nuevo él eran demasiadas, así que aun en plena oscuridad logró convencer al dragón de practicar más.

Su último poder resultó ser bastante complejo, primero lo transportó a una realidad diferente donde veía todo moverse con lentitud, se dio cuenta que era una clase de esfera la que le cubrió, tal vez era algo de protección, sin embargo, un momento después Fayer la atravesó simplemente caminando, cuando lo hizo la esfera se encogió hasta que solo era el dragón quien quedó dentro de ella y empezó a flotar hasta acercarse a la cabeza de la hidra que había liberado dicho poder, la cual abrió sus fauces; Alphard se apresuró a romperla para liberar al castaño antes de tragarla.

—Ese poder... es una trampa —explicó la hidra—, puede ser útil en caso de que haya un ataque al castillo, ¡pero deberá pulirse más... maldición!

Sabía que Fayer querría comprobar qué cosas le afectaban, si dicho poder afectaba a amigos y enemigos por igual, si se podría romper desde adentro de alguna forma... y eso significaría varios días más de espera, sin embargo, nada de eso implicaba que no hubiera usado bien el poder. Alphard levantó sus cabezas dándose cuenta de ello, ya podía usar sus poderes de forma individual, sus cabezas estaban sincronizadas y pensaban todas lo mismo, aunque no supiera exactamente todos los usos que podía darle a sus poderes ya los podía controlar y eso era básicamente lo que él buscaba, Fayer pareció darse cuenta de lo que él estaba pensando. Alphard le habló nuevamente.

—Intentaré volver a mi forma normal.

Tal como dijo, se concentró en volver a su forma de humano y, de nuevo, por más intentos que hacía no lo logró, todas sus cabezas querían lo mismo, pero había algo que no se lo permitía, de nuevo temió no poder regresar a su forma verdadera y de sus cabezas empezó a salir el mismo quejido lastimero de aquella vez cuando estaba a punto de morir en manos de Aydahar.

—No lo consigo Fayer. ¡¿QUÉ HAGO?!

—Tranquilo, podremos resolverlo.

Sus palabras le supieron a mentira, no sabía qué más hacer para ayudarlo, la frustración lo invadió de inmediato potenciado por el doloroso y desesperado sentimiento que Alphard le trasmitió, ni siquiera él sabía qué significaba el sonido que salía de sus cabezas, era como si su cuerpo tratara de decirle algo que él no podía descifrar, entonces la hidra recordó algo, un papel que había visto en su habitación de la Fortaleza, cuando revisó las pertenencias de Casios, no lo había podido leer a detalle, pero había visto el título y aún se encontraba allí.

—Debes ir a mi habitación en la fortaleza —le dijo—, busca un baúl grande y negro, era de Casios, dentro hay un documento llamado "El llanto de la Hidra Negra" creo que eso nos dará respuestas.

Fayer asintió, claro, tenía que haber algo más, él desconocía la mayor parte de la información de las hidras, sus leyendas aún eran un misterio, incluso la del propio Alphard. Se colocó la mano al pecho y reverenció.

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