Capítulo 19: "MILAGRO DE AGUA"

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Esa tarde dejaron a padre e hijo descansar, Ogien se notaba demasiado aturdido aún, por lo que ni Alice ni Agir quisieron interrumpir su profundo sueño, sin embargo no le dejaron solo en ningún momento, ambos prestaban atención a la acompasada respiración del dragón para cerciorarse que estuviese bien... y vivo.

A la mañana siguiente fue Afner quien despertó primero exigiendo su alimento lo más pronto posible, por lo que Alice se apresuró a tomarlo sin molestar demasiado al albino. Agir le acercó una charola con alimentos y le ayudó a sentarse sobre la cama para luego acercarle un trozo de carne bien cocida.

─Yo... n-no tengo apetito ─musitó con trabajo el albino, sosteniéndose el costado.

─Debes comer.

─Lo sé ─jadeó─, quiero hacerlo, pero... me duele.

─Solo un poco, abre la boca. No quieres que Alice se lleve al bebé, ¿o sí?

Muy a su pesar, Ogien abrió la boca y dejó que Agir le alimentara, al menos hasta que el terrible dolor en su estómago le hizo doblarse tras apenas un par de bocados. Su respiración, se agitó y Alice tuvo que llevarse a Afner de todos modos para que no se despertara con los lamentos de su padre. El albino aferró con fuerza la mano que le fue tendida, tratando de mantener la comida en su cuerpo. Agir le miraba con impotencia, sintiéndose peor que nunca, todo eso era su culpa. De no haber sido por él Ogien estaría bien.

─Lo siento, Ogien.

El albino le miró extrañado mientras el dragón rojo posaba su frente con pesar sobre la trémula mano que sostenía.

─ ¿P-Por qué te disculpas? ─gimió ahogadamente por el dolor y las arcadas que amenazaban con volverse más fuertes─. Es gracias a ti que sigo con vida.

Agir se estremeció, le soltó un poco para ofrecerle más comida, pero ni siquiera pudo hacer que Ogien se irguiera, era un ovillo en la cama, sosteniéndose el abdomen con fuerza. Le acarició el cabello al verlo decaer rápidamente. No sabía qué hacer.

─Lamento todo esto ─dijo el pelirrojo─, es mi culpa, no quería hacerte daño, te prometí que te cuidaría con mi vida y no pude hacerlo. Soy un idiota.

Ogien no entendía sólo había tratado de alimentarlo, No era para tanto ¿o sí? Rio con dificultad, inocente de lo que Agir quería decir en realidad.

─Yo sé que eres idiota, pero sólo han sido algunos bocados, estaré bien.

─No entiendes nada.

─Si no me explicas no será sencillo. No puedo leer tu mente.

De nuevo bajaba la cabeza. Ogien no entendía porqué su amigo actuaba de esa manera, no era propio de él actuar así de sumiso. Tras otro chasquido de lengua el pelirrojo al fin tomó valor y entregó un sobre abierto al albino, quien le miró confundido nuevamente.

─La hidra la envío junto con la petición de tregua.

─ ¿La hidra? ─cuestionó el apelativo enarcando una ceja y se acomodó en la cama con cuidado para leer, ese sí era su Alphard─. Agir, sé que no es de tu agrado, pero Alphard es la persona más importante de mi vida después de Afner. No me gusta saber que no se llevan bien. Eres un gran amigo Agir.

─No ─respondió secamente, ganando una mirada aún más confundida─. Yo no soy su amigo, Alteza, sólo soy un soldado que no sabe hacer bien su trabajo.

─No digas esas cosas, has defendido Valyria todo este tiempo.

─ ¡Si no fuera por mi tú...! ─se detuvo al darse cuenta que había subido la voz y Ogien le miró sorprendido, definitivamente estaba actuando extraño.

Belenus de LernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora