Capítulo 11: "GRACIAS"

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Alphard lo sacó de su desesperación con ese sacudón y esa mirada, Ogien no sabía qué hacer, estaba muy asustado, no quería hacerle daño a nadie, mucho menos a su hijo, por lo que, cuando el otro comenzó a hablar, algunas lágrimas se le derramaron, sabía que tenía razón, pero si su energía regresaba temía quemar la cabaña o el bosque entero, y luego, cuando le preguntó en qué pensaba, se sorprendió y sus mejillas ardieron mientras aceptaba ese beso delicioso.

Correspondió de manera acalorada pues hacía tiempo que no lo besaba así, ni siquiera lo tocaba, aunque durmieran juntos y, cuando lo soltó para arropar a Afner, Ogien se quedó obnubilado, al menos hasta que Alphard hizo aquella otra pregunta que le aceleró el pulso y le congestionó el rostro y las orejas, sus manos ardieron en llamas y volvió a asustarse, pero claro... su fuego interno crecía por el deseo.

—Y-y-yo... es que... —se quedó mudo apenas vio esa imponente erección frente a sus ojos. El fuego creció hacia sus brazos y se alejó de inmediato sacudiéndose desesperado, afuera los rayos amenazaban con tocar tierra. Su ropa también ardió y en pocos segundos yacía desnudo y en llamas en medio de la habitación, cabizbajo y cubriéndose la erección con una mano y el rostro con la otra.

— ¿V-vas a ayudarme? —preguntó con la voz rota—.N-no puedo controlarlo... no quiero hacerte daño... Alphard... haz que se vaya... p-por favor... —musitó con esos ojos claros cristalizados por las lágrimas y con unas pupilas negras bien dilatadas.

El verlo así de desesperado le recordaba a Alphard un poco cuando lo conoció y estaba en celo, sólo que ahora ardía de forma literal, antes de que se estresara más se acercó, aunque el otro trató de alejarse, y al tocarlo la piel del rubio se tornó ligeramente gris brillante, como plateado, pero de esa forma el fuego no le afectaba, Ogien se relajó al ver que no le hacía daño, entonces Alphard se colocó sobre él, acorralándolo contra el piso y volvió a besarlo lentamente, deteniéndose a ratos para calmarlo rozando su boca con sus labios al hablar.

—Calma... todo está bien, yo estoy contigo... shhhh —el rubio bajó la boca a su pecho, que ahora eran realmente pechos de lo inflamados que estaban por amamantar, pero, sin más, los rozó con su lengua arrancando un gemido alto, el menor estaba demasiado sensible; Alphard masajeó esos pechos, sintiéndolos tensos, debía haber estado guardando mucha tensión y además parecía estar avergonzado.

— ¿Sabes que lo que sientes se lo transmites a Afner cuando lo alimentas? Relájate Ogien... esto será rápido para evitar un accidente, pero te daré el placer que necesitas y que yo también quiero.

—Aaaahh... n-no... hmmm.... —Ogien se retorció cuando Alphard bajó ahora la boca a su ombligo, esas grandes manos lo recorrían a placer y todo su cuerpo se estremecía sin poder evitarlo. Las llamas comenzaron a bajar al sentir el tacto ajeno y cuando lo tomó en su boca su cuerpo se arqueó hacia él y tuvo que contenerse para no gritar y despertar con eso a su pequeño; Alphard lo metió completamente en su boca jalando y succionando con fuerza, buscando con eso que el menor se viniera, pensaba sacarle al menos un par de orgasmos y no se detendría hasta sacar el primero, metió un par de dedos en su boca de modo que terminó por acariciar ese glande con su lengua y las yemas de sus dedos, hasta que los tuvo bien mojados y los sacó para humedecer su entrada, descubriendo al instante que no era necesario porque ya estaba mojada.

Al sentir aquello se separó y miró preocupado, pero ahí sólo había humedad normal con una fragancia deliciosa, casi de verdad como la que tenía cuando estuvo en celo, pero no era igual, debía estar sensible por las hormonas que le quedaron del parto tan dificultoso que tuvo, pero ahora le venía muy bien eso; volvió a metérselo a la boca, metiendo esos dos dedos en su interior y rozándolo desde adentro, feliz de sentirlo saltando y vibrando así.

Belenus de LernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora