Capítulo 16: TRAICIÓN POR DESPECHO

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Alphard jamás pensó que justo cuando sentía que Ogien iba a venirse, este lo detuviera, ¿sería masoquista? Nunca antes se había puesto así, pero, cuando le dio la explicación de su accionar, enarcó una ceja ladeando la cabeza, y lo vio bajar y acariciar su erección con la mejilla para iniciar la felación que provocó un delicioso escalofrío que le recorrió la espalda, sin embargo lo detuvo después de un tiempo corto. El albino pensó que estaba haciendo algo mal cuando lo detuvo y lo miró algo preocupado.

—Si quieres saber lo que siento, entonces hoy cambiaremos un poco la dinámica.

Dicho eso, Alphard se recostó en la cama con la espalda apoyada en el respaldo de modo que quedaba casi sentado, separó las piernas y tomó su miembro en una mano para jalarlo un poco; Ogien se estremeció al instante, que tomara esa posición y le mostrara esa férrea erección sin pudor alguno le excitaba a tal punto que se sintió gotear de solo mirarlo. No podía contenerse ante eso.

Ogien llegó gateando hasta él, con la lengua ligeramente por fuera y se inclinó hacia adelante para apoyarse en sus codos, con el trasero levantado, sin perder detalle del falo que tenía en frente.

—Sigue —ronroneó Alphard—, ibas muy bien, hazlo todo cuanto quieras y después siéntate en él.

Ogien reanudó lo que hacía, acatando las sugerencias del mayor, cuyas pupilas se dilataron cuando lo sintió reiniciar lo que antes hacía; y, a pesar de su inexperiencia, Ogien no podía detenerse, le erizaba cada gemido grave que el rubio emitía y le incitaba a continuar, usando su lengua, sus manos, moviéndose lento y a veces rápido. Mirándolo de cuando en cuando.

Esa pequeña boca llena de dulces besos, parecía increíble que también pudiera darle esa clase de placer, él nunca se lo hubiera pedido antes, porque a veces le parecía que Ogien se sentía un poco cohibido al pensar que ambos eran machos, pero ese día le dio a entender que, a pesar de eso,eran el uno del otro.

El mayor emitía guturales gemidos ahogados conforme el otro seguía acariciándolo con la lengua; acarició sus cabellos, mirándolo con adoración, notó que quería introducirlo lo más posible dentro de la boca, le sería imposible meterlo todo y lo sabía, pero decidió darle una pista de algo que podía hacer también.

—Puedes... mmm... puedes usar tus dedos también... así —le colocó las manos alrededor, mostrándole como sostenerlo de manera que, mientras lo chupara, lo masturbara al mismo tiempo, dejando el dedo índice del chico sobre le punta—.Chúpalo así, con todo y tu dedo, así cuando uses tu lengua podrás apretar con el dedo... y a mí me encantará verte con la mano en la boca... hazlo un poco más, pero casi me vengo, tú decides si te detienes.

El dragón siguió haciendo las cosas tal como le dijo, se notaba que buscaba complacerlo, y de verdad que era una locura; Alphard subió los brazos sosteniendo su cabeza con los ojos cerrados de gusto, dejándose llevar por la increíble sensación de esa suave lengua contrastando con ese dedo que lo apretaba de forma intermitente, se sentía al borde, al punto de que sus caderas empezaron a moverse para empujar dentro de esa cavidad que lo estaba volviendo loco.

—Ogien —Alphard jadeó—,te amo,me encantas —estaba por venirse sin duda, si él no se detenía le llenaría la boca, debía sentarse y montarlo en ese momento o lo haría, y no sería poco.

El mismo Ogien estaba al límite, su cuerpo necesitaba en otro lugar de ese miembro, estaba listo, por alguna extraña razón había lubricado a pesar de no estar en celo y, cuando le sintió quejarse más de placer, se detuvo. Lo soltó haciendo un morboso sonido de succión y se permitió jadear para recuperar el aliento.

—Ah-Alphard —musitó como una súplica, con los ojos entrecerrados y las pupilas tan dilatadas que casi no dejaban vista de su iris verde ambarino. Su propia erección goteaba ese líquido cristalino víctima de tanta excitación, palpitaba, y su esfínter se contraía ante la anticipación de volver a ser invadido.

Belenus de LernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora