VII

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Kenma no había entrado al FBI por placer. Había sido arrestado un par de años antes por intentar burlar los sistemas de seguridad de diferentes países al rededor del mundo. Tras haber acabado sus estudios de ingeniería informática, tuvo problemas intentando encontrar trabajo, y al no tener muchas amistades, se encerró en el mundo de los videojuegos, donde conoció a un grupo de personas que acabarían siendo su perdición.

Se trataba de un grupo de anarquistas que, como a él, la sociedad les dejó de lado. Empezaron a planear un ataque masivo a organizaciones que, a sus ojos, parecían corruptas. Kenma pensaba que por fin había encontrado un círculo al cual pertenecía por lo que depositó toda su confianza en ellos, pero no pasarían ni un par de meses cuando sus planes fueron conocidos por la policía y el grupo acabó entregando a Kenma a la policía. 
Estaba aterrado, se encontraba en una sala de interrogatorios esposado a la mesa y sin nadie que lo apoye. El primero en entrar a la sala para interrogarle fue Daiichi, el cual tomó asiento y se dedicó a mirar su expediente.

- Es una pena que una persona tan brillante como tú haya acabado con esta situación - el inspector tenía una mirada compasiva - quiero proponerte un trato. Retiraremos los cargos por los que estás acusado si trabajas para el FBI.

Kenma estaba en estado de shock, esa era una muy buena oferta, demasiado buena para ser verdad.

- ¿ Qué condiciones tiene?

- No podrás dejar el empleo ni aunque quieras y si revelas información valiosa te condenarán a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. ¿ Qué me dices, aceptas?

- Acepto.

Al principio, Kenma no tenía quejas en cuanto a su trabajo. Lo que hacía era buscar información sobre delincuentes, organizaciones y víctimas, y hackear sistemas de entidades corruptas. Le gustaba eso de ayudar a la gente, además de que no tenía que trabajar con nadie directamente y tenía un buen salario; pero, cuando le dijeron que tendría que trabajar con un grupo de investigadores se puso nervioso. No se le daba muy bien socializar y le aterraba el hecho de no caerles bien a sus compañeros.

Pero fue mucho mejor de lo que imaginaba, sus nuevos compañeros eran amables y sociables por lo que eres muuy fácil mantener una conversación con ellos, incluso empezó a hacerse amigo de uno de los forenses, Akaashi. Aún no había conocido al otro forense, pero solo esperaba que fuera igual de agradable que el resto.

Cuando vió a Kuroo por primera vez le pareció la persona más atractiva que había visto nunca. También era su tipo: un hombre alto, algo musculoso, inteligente, gracioso y extremadamente atractivo. En ese momento, solo rezaba que nadie se percatara de su sonrojo, pero su nuevo amigo era mucho más avispado de lo que creía.

- ¿Te encuentras bien?, tienes la cara un poco roja.

Kenma sabía que Akaashi era consciente de la atracción que sentía por Kuroo ya que tenía una sonrisa burlona plantada en su rostro. Decidió no hacerle caso y seguir con lo suyo, no quería admitir en voz alta sus sentimientos y nunca lo haría, no iban a volver a jugar con él de ninguna manera.
En la sala, en la que se encontraban reunidos para la investigación, entró un hombre alto rubio y de gafas que parecía estar buscando a alguien.

- iKuroo-san!

El nombrado levantó el rostro de lo que estaba haciendo y, al ver quien lo había llamado, sonrió y se dirigió hacia el hombre de gafas. Se quedaron en la puerta mientras le enseñaba unos documentos. Kenma pudo ver como Kuroo mantenía su sonrisa al hablar con aquel hombre, era la primera vez que le dolía el corazón y ni siquiera lo habían rechazado todavía.

- ¿Podéis prestarme atención un segundo?, por favor. Este es Tsukishima Kei, forense, también nos ayudará en la investigación. Es un poco odioso, pero se le coge cariño con el tiempo.

- Es un placer.

Tsukishima salió de la sala y Kuroo se lo quedó mirando mientras se marchaba. "No llores, no llores, no llores" era lo que se repetía una y otra vez Kenma mientras se levantaba para ir al baño. Al ver que se acercaba en su direción, la sonrisa de Kuroo se hizo más brillante y se sonrojo un poco, pero el hacker no se dió cuenta de ello. Kenma ya estaba caminando por el pasillo, con Kuroo siguiéndolo de cerca, cuando este le empezó a hablar.

- Oye Kenma - el más bajo se paró en seco al oír su voz pero no se dio la vuelta - nos conocemos desde hace un par de meses, pero aún no hemos tenido una conversación. No creo que sepamos nada del contrario.

- ¿ Y qué quieres saber?

- ¿Tienes pareja?








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Siento que repito mucho sus nombres, si les molesta puedo intentar arreglarlo 💜💜

Criminal mindsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora