Criminal minds

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Habían pasado un par de meses, pero no hubo otro asesinato  por lo que los inspectores empezaron a pensar que no volvería a cometer ninguno más, pero Atsumu no estaba del todo convencido. Sabía que la asesina volvería si alguien la molestaba lo suficiente.

Como el departamento quería cerrar el caso, el falso rubio decidió investigar por su cuenta. Lo primero que hizo fue crear una cuenta en la página web donde se retransmitió el video. Luego empezó a mandarle mensajes que condenaban sus actos para ver si podía enfadarla. Lo logró, pero no se encontró con la respuesta que esperaba.

- La víctima es un hombre de 29 años, trabaja en una inmobiliaria, y gracias a sus buenas ventas, tiene un buen puesto. Cuenta con el mismo número de puñaladas y castración, pero en esta ocasión sí que lo decapitó y la crucifixión se produjo mientras aún estaba vivo.

- Está enfadada pero, ¿por qué? - el único que sabía la respuesta era Atsumu y, aunque pensó en contarles a sus compañeros su plan ya que volvieron a abrir el caso, decidió seguir por su cuenta.

Después de días sin recibir respuesta por parte de la asesina, por fin consiguió captar su atención. Atsumu estaba sentado delante de su portátil releyendo el mensaje, mejor dicho amenaza, que le había dedicado. "Un hombre necio como tú no necesita vivir, dentro de poco te encontraré y te mataré" . Atsumu sonrió de manera socarrona y se acercó al teclado para enviarle su respuesta.

- Si tan tenaz crees que eres, no te atreverías a matarme en directo.

Los investigadores estaban todos en la sala de reuniones enfocado en su trabajo, tanto que ni siquieran se habían dado cuenta de la ausencia del falso rubio. Kenma y Shirabu entraron en la sala respirando agitadamente, como si hubieran corrido hasta allí. Antes de que alguien pudiera decir algo, Kenma tecleo algo en su tablet, en la pantalla apareció un hombre con una bolsa en la cabeza, tumbado en una cama, con las manos atadas al cada extremo del cabecero.

- ¡Está en directo!

El grupo de investigadores empezaron a ponerse nerviosos, tenían a una víctima que aún estaba viva por lo que cualquier fallo podría costarle la vida. Casi inmediatamente apareció la misma mujer con pasamontañas portando un cuchillo de carnicero.

- Tengo que decir que eres uno de los hombres más guapos que he visto, que pena que seas como uno de esos cerdos. Como prometí, estamos en directo, así que aún no he destruido tu cara para que te veas guapo para la cámara. Seguro que para varios de mis seguidores serías 100% su tipo. Pero qué pena, ya no podrás estar con ninguna mujer.

- ¿Y qué te hace pensar que a mi me gustan las mujeres?

La asesina rodó los ojos y le quitó la bolsa de la cabeza. Los inspectores quedaron atónitos al ver que la víctima era su propio compañero, Atsumu. Este tenía una cornisa socarrona mientras miraba a la mujer, la cual arrancó la camisa que llevaba puesta para que sus espectadores pudieran ver bien las puñaladas.

- ¡Wow! En el chat se han vuelto locos, debería hacer directos más a menudo. Lo siento mucho por mis seguidores, pero tengo que acabar con él.

- ¿En serio crees que vas a conseguir matarme?

Atsumu empezó a sentir que la mujer empezó a ponerse nerviosa. Cuando salió del encuadre para mirar que la conexión se había perdido, Atsumu miró directamente a la cámara y empezó a parpadear de forma anormal. Kiyoomi no perdió el tiempo y empezó a escribir algo en un papel.

- ¿Qué haces?

- Mira la manera en la que parpadea, es código morse... G ... P ... S ... ¡ Kenma, Atsumu debe llevar un localizador!

El mencionado salió corriendo en dirección a la sala donde se encontraban sus ordenadores siendo seguido de cerca por su pareja. No le llevó más de 5 minutos encontrar la localización del rubio. Los investigadores salieron rápidamente del cuartel, rezando que al llegar su compañero siguiera vivo.

- ¿Por qué lo haces? - la mujer se giró en su dirección confundida - tiene que haber un pasado que haya ocasionado este presente.

- Lo único que voy a decirte es que no todos los pasados tienen que ser turbios.

- Una pesona normal no acaba asesinando a alguien.

- Qué creído te lo tienes. ¿ Alguna vez te han dicho que eres molesto?

- Constantemente.

Los inspectores llegaron con refuerzos al lugar y ya tenían el edificio rodeado. Entraron con sigilo, pistola en mano. Osamu estaba aterrado ante la posibilidad de que su hermano pudiera estar muerto, pero no dejó que ese pensamiento lo desconcentrara. Estaban fuera de la sala, entraron a la cuenta de tres.

- ¡FBI, arriba las manos!

La mujer no opuso resistencia e hizo lo que se le indicó. Después de que se la hubieran llevado, Osamu se acercó a su hermano y le pegó un puñetazo llorando, luego lo abrazó.

- ¿ Estás loco? Ahora mismo podrías estar muerto.

- Puede ser, pero sabía que vendiríais a rescatarme.

Sakusa se acercó al cabecero para cortar los ancares, y se sonrojo al ver el torso desnudo de su compañero. Como siempre, a suna no se le escapa ni una y notó la manera en la que miraba a Atsumu. Cuando se alejó de la cama y volvió con el grupo, Suma le regaló una media sonrisa.