Dalia es un pueblo pequeño y al ser pequeño los rumores vuelan y crecen como espuma. Que si la señora de la esquina vendió a su perro, que si la madre de tal niña la abandono, que si la perra de la vecina tuvo cachorros. Los habitantes de Dalia siempre se meten en lo que no les incumbe. Pero lo que en realidad de lo que nunca se cansan de hablar es de la familia Blake. Son los habitantes de Dalia más adinerados, viven en su gran mansión o como le dicen otros, una casa embrujada. Esa familia siempre ha estado en boca de todos, son muy misteriosos. Nunca se los ve por las calles o en las plazas y eventos. Ni siquiera salen al balcón.
Yo nunca me he interesado en esa familia hasta que mi madre enfermó de gravedad. Sus medicamentos son muy costosos y cada vez mis ahorros se iban acabando. Trate de conseguir trabajo, pero no había ningún puesto disponible en ningún local. Hasta que me enteré de que la familia Blake estaba buscando empleados para el mantenimiento de su casa. Al principio me lo pensé, pero era la única oportunidad de empleo que había visto hasta ahora y no la podía desperdiciar.
Es por eso que justo en este momento me coloco mi abrigo para ir a preguntar si aun necesitan empleados. Tomo mis botas y me las pongo, les hago un lazo y listo. Me pongo de pie y camino a la habitación de mi madre, que está en cama desde hace tres meses, para tomar mi celular y mi mochila.
—Tanit —me llama.
—¿Sí? —le contesto girándome hacia ella.
—No vayas, esa familia es muy rara... puedes encontrar otro trabajo por acá, más cerca —dice con sus ojos fijos en los míos.
Doy un suspiro y me siento en la esquina de su cama.
—Mamá, es el único empleo que he visto hasta ahora. Si por mí fuera no iba, pero lo necesitamos y lo sabes —le digo acariciando su pierna derecha con cariño. Ella hace un gesto de disgusto y se encoge de hombros.
—Está bien... solo cuídate —dice y me toma la cabeza dejando un beso sobre mi frente. Le regalo una sonrisa.
—Claro que me cuidare, ma. Te amo —digo y le doy un beso en la cabeza antes de salir de la habitación. La enfermera que contraté está en la cocina preparándole el desayuno a mamá.
—Hola Mar —le digo desde el marco de la cocina.
—Tanit —me ofrece un panecillo— ¿Quieres?
—Sí, gracias. Ya me voy, mamá se acaba de levantar hace unos minutos. Nos vemos —digo y camino hasta la puerta.
—¡Cuídate! —me grita Mar.
—¡Lo hare! —le contesto y salgo de la casa.
Afuera el cielo está un poco nublado, el clima habitual en Dalia. Saco mi celular de mi bolsillo y también los audífonos. Me los pongo y los conecto al celular para darle a reproducir mis canciones favoritas. La música empieza y yo comienzo a caminar en dirección a la mansión Blake.
Por el camino decido ponerme el sombrero, que me tejió Mar hace unas semanas, sobre mi cabello pelirrojo. Mar y mamá siempre me dicen que desean tener mi cabello y yo, en realidad, no sé por qué. Muchas otras personas alaban mis ojos color ámbar, creo q soy la única habitante de Dalia con los ojos de ese inusual color. Yo nunca me he considerado bonita, pero la gente me dice lo contrario con sus comentarios sobre mi físico.
Ay, pero que bella es.
Me gustaría tener su cintura.
¡Tiene pecas! Que tierna.
Pero que pelaso tiene.
Esos y muchos más comentarios he escuchado sobre mí. Y ni hablar de los chicos. Tampoco he sido de tener muchos amigos, a mis diecinueve años solo he tenido tres muy buenos amigos.
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Los Blake
RomanceTanit White es una simple chica peliroja que vive junto a su madre, pero esta enferma de gravedad. Los medicamentos son muy caros y sus ahorros no dan para más. Tanit decide que es momento de buscar empleo, pero su misión es en vano al no obtener n...