Los Blake

Capítulo 42

Alina

  Me echo agua en la cara y restriego mis manos contra ella. Me quedo con los ojos cerrados por unos segundos apoyando mis brazos en el lavamanos.

No quiero abrirlos... no quiero ver como estoy. Sé que estoy muy mal, no he podido dormir bien en semanas, tampoco me he alimentado de la mejor manera. Me siento débil... y sin fuerza.

Abro los ojos y lo que me enseña mi reflejo hacen que lágrimas escapen de mis ojos.

Mis pómulos están muy marcados, mis ojos están muy rojos y debajo de ellos se puede apreciar una gran sombra. Mi piel se ve pálida, muy pálida.

  Me paso la mano derecha por la cara limpiándome las lágrimas mientras me alejo del lavamanos. No he salido de mi habitación desde que Tanit me conto lo de Maya. Aun sus expresiones y su tono al soltarlo todo siguen enterradas en mi mente... no se quieren ir. También tengo miedo... tengo miedo de que la voz aparezca y está vez no tenga la fuerza suficiente para no escucharla.

Tengo que seguir, no me puedo estancar otra vez.

Trato de convencerme y volver a sentir fuerza, pero es que siento que esa posibilidad se encuentra muy lejana ahora mismo. Salgo del cuarto de baño y me acuesto bocarriba en la cama, fijo mis ojos en el techo y suelto un largo suspiro.

No sé cuánto tiempo pasa, pero me quedo dormida.

—Alina... Alina... —Escucho a alguien llamarme.

Abro los ojos lentamente y me los tallo con la mano.

—Alina...

—¿Qué? —pregunto cansada.

—Necesito tu ayuda —dice Jared y yo levanto la mirada a su cara. En ella hay una expresión de preocupación muy profunda y miedo que me dejan algo asustada. ¿Qué paso?

Arrugo las cejas.

—¿Por qué?

—Ehmm... es Tanit.

Con solo esas palabras todo mi cuerpo se pone alerta.

—¿Qué paso? —pregunto preocupada.

—Tuvo... —suelta un suspiro—, tuvo un ataque.

Abro la boca, pero las palabras no salen de ella. ¿Tanit tuvo un ataque? ¿Tan pronto?

—¿Qué? —logro, por fin, hablar.

—Tanit tuvo un ataque y... creo que aún está escuchando la voz...

Me pongo de pie bruscamente.

—¿Dónde está? —pregunto con firmeza.

—En mi habitación

  No dudo ni un segundo en salir de la mía y dirigirme a la de él. Cruzo la puerta a toda velocidad, ya el cielo está muy oscuro, debe ser pasada la medianoche. Mis pasos no desaceleran en ningún momento hasta que tengo la habitación de Jared justo en frente de mí. Abro la puerta y la cruzo entrando. Al principio no logro ver nada porque todo está oscuro, pero cuando Jared enciende la luz... mi piel se eriza al instante.

Tanit está sentada en la orilla de la cama, su pie izquierdo sube y baja, sus manos tiemblan, su respiración hace que su pecho se mueva a una velocidad inusual. Su mirada está fija en la pared delante de ella, pero es como si no estuviera aquí.

Me acerco lentamente y me fijo, de nuevo, en sus ojos. Están rojos... muy rojos. Las venas de estos están muy marcadas y, ahora que lo noto, las de su cuello también. Paso mi mano por delante de sus ojos, pero no reacciona en absoluto. Está totalmente sumergida en su mente, está en otro mundo.