Los Blake

Capítulo 53

  Bueno mis amores, una mini maratón de los tres capítulos finales de Los Blake, disfruten. 

Alina

  Me largué, no lo dude ni un segundo. Justo cuando vi que André daba su último suspiro giré sobre mis pies y salí de ese sótano. Fui a mi habitación y eché todas mis cosas en una mochila.

Esperé un tiempo y cuando lo vi oportuno... me largué.

No mire atrás, ya nada me ata a esta familia ni a esa casa. Se me hace imposible no pensar en Tanit, lo que va a vivir de ahora en adelante en adelante no será fácil para ella, pero sé que se puede cuidar sola.

Me acomodo la mochila, es muy pesada y ya de tanto cargarla me está empezando a doler la espalda. Salí de la casa por la madrugada y ya casi amanece. Quiero ir lo más lejos posible de ellos, de Dalia.

El cielo está adquiriendo un tono claro y los árboles a mi alrededor empiezan a hacer sombra. No sé a dónde estoy yendo, solo camino en línea recta por la carretera.

  No sé cuánto tiempo llevo caminando cuando avisto una gasolinera. Suelto un suspiro de alivio y acelero el paso hacia ella.

Abro la puerta y el aire acondicionado me pega en la cara. Tomo una profunda respiración y voy directo al área de bebidas, agarro una Coca-Cola y algunos chocolates y frutas congeladas. Pongo todo en la caja y suelto un segundo la mochila. Me acaricio el cuello y lo estiro, esto me va a dejar algunos espasmos.

—Son $15.34 dólares —me dice el chico detrás del mostrador.

—Claro, ten... quédate con el cambio.

—Gracias.

En ese momento la puerta se abre. Mi mano iba directo a recoger la mochila del suelo, pero un escalofrío me recorre la espalda dejando mi gesto a medio camino. Arrugo las cejas y giro un poco la cabeza para mirar a la persona que acaba de entrar.

  Agarro la mochila sin verla mientras me voy girando. Hago como que voy a ver la televisión, pero mis ojos caen directamente en la chica.

En ese mismo instante me paralizo. ¿Quién es y por qué me suena tanto? La desconocida está viendo en el área de los chocolates. Tiene el cabello negro atado en una coleta, su piel algo bronceada se ve espectacular, tiene un cuerpo muy tonificado y su ropa hace que resalte aún más.

De la nada la desconocida se queda quieta, muy quieta. Un mal presentimiento me abarca completamente haciendo que dé un paso atrás.

Ella gira un poco su cabeza hacia la izquierda y me mira por encima de su hombro. Su expresión es muy sería, pero en un segundo sus se alzan en una sonrisa. Se gira completamente y... yo no sé qué decir.

—No puede ser —susurro, pero es suficiente para que me escuche.

—¿Qué no puede ser?

  Me quedo con las palabras en la boca... es... es la viva imagen de Jared, pero en versión mujer. ¿Qué estoy viendo?

—¿Quién eres?

Ella ladea su cabeza.

—¿Quién eres tú y porque me conoces? —me pregunta acercándose a mí.

—No te conozco...

—Si, claro... ¿y porque te quedas mirándome así entonces?

Me fijo en sus ojos y es lo único que necesito para confirmar mis sospechas.

—Eres una Blake —pienso en voz alta.

Arruga por un segundo las cejas y me mira fijamente.

—Sí... me presento —me extiendo su mano—. Mi nombre es Addison Blake... la melliza de Jared... al cual pareces conocer —se me queda mirando fijamente y entrecierra sus ojos—. Ohhh, creo que ya sé quién eres —se acerca más—Alina... empleada de mi casa y esposa de mi hermano...

—Ya no lo soy y por favor... aléjate —le digo con temor y firmeza en la voz.

Y... me hace caso.

Arrugo las cejas.

—Perdón por incomodar.

No lo pienso y acelero el paso hacia la puerta de la gasolinera, pero...

—Mándale saludos a mi querida familia por mí, que pronto no podré...

Arrugo las cejas y suelto una respiración. Salgo de allí y acelero el paso, no me interesa saber porque esa chica ha sido un misterio para mí hasta ahora, no quiero saber nada de esa familia... nada.

Absolutamente nada... y por eso le doy la espalda. Llegó el momento de pensar en mí y en nadie más.

Ya era hora de ser un poco egoísta.