Capítulo 22

1.7K 140 65
                                        

  No escucho nada.

Todo es silencio a mi alrededor. No hay luz, todo es oscuro. Mi cuerpo entero me pesa. No tengo frio ni calor. Intento abrir los ojos, pero con tan solo ese movimiento hace que me duela toda la cara. Un aire frío me golpea haciendo que un escalofrío me recorra.

Es ahí cuando escucho el sonido de una puerta siendo abierta. Me tenso. Escucho pasos acercarse, me quedo sumamente quieta. Intento controlar mi respiración. Los pasos se escuchan ahora a mi lado y un segundo más tarde no los escucho.

Creo entender que está quieto, pero ese pensamiento se desvanece cuando siento que algo se mueve a mi lado y un leve dolor me recorre el brazo. Suelto un quejido y aprieto el puño porque de la nada todo me comienza a arder.

—Shhh... tranquila —dice Jared acariciándome el pelo—, es por tu bien.

Me tenso más de lo que estaba. Mi espalda se arquea por el ardor.

—Shhh... ya pasara.

  El sonido de mi alrededor se va volviendo cada vez más bajo, siento mis músculos relajarse poco a poco. Puedo sentir algunas gotas de sudor bajar por mi frente. Mi respiración vuelve a la normalidad y el ardor disminuye. De la nada es como si no hubiera dormido por años. Lo único que recuerdo antes de desmayarme en como su dedo recorre el contorno de mi cara.


  La claridad hace que arrugue las cejas e intenté taparme la cara con el brazo, error. Un dolor punzante me recorre el hombro hasta llegar a mi muñeca. Un quejido se me escapa de los labios. Muevo un poco las piernas, pero, igualmente, un dolor las recorre. Comienzo a abrir los ojos suavemente, pero la claridad me da directo. Giro la cabeza hacia mi derecha y los logro abrir un poco.

Lo primero que veo es una pared de madera. La claridad viene de una ventana en una de las paredes. Estoy acostada boca arriba en una cama individual. Hay cajas y mesas por todo el lugar. Como puedo quedo sentada en la cama. Un destello a mi izquierda hace que fije la mirada en ese lugar.

  Unas cadenas de metal me reciben. Son lo suficientemente anchas para aguantar a tres personas juntas. Las recorro con la mirada hasta llegar al otro extremo el cual está pegado a la pared y justo cuando muevo el brazo siento su peso. Me miro la muñeca izquierda y tengo un horrible y ancho aro de metal que se conecta con las cadenas. Me les quedo mirando unos segundos, analizando que estoy amarrada en un lugar que ni yo sé cuál es.

Miro a mi alrededor en busca de algo conocido, pero no encuentro nada. Me miro mis piernas y casi suelto un grito por como están. Mis muslos están repletos de moretones, mis rodillas están super hinchadas y los gemelos parecen un lienzo con los colores morado, verde y rojo. Creo que azul también. ¿Cuánto tiempo pasó? Me doy cuenta de que solo llevo una bata larga puesta. Mis brazos están casi iguales que mis piernas y ni hablar de mis costados... es ahí cuando recuerdo

... la puñalada.

Me alzo la bata y en el lugar de la puñalada hay una venda con cinta que la mantiene en su sitio. Me tenso y un pequeño dolor me recorre haciendo que haga una mueca.

  Estoy tan metida en mis pensamientos que no me doy cuenta de que hay alguien en la habitación. No sé si ya estaba ahí, pero creo que sí porque está dormido en uno de los sillones. Es Jared. Por instinto me echo hacia atrás en la cama pegando mi espalda a la pared. Su pecho sube y baja lentamente. Se ve relajado durmiendo, pero no creo que lo esté por la posición en la que está. Su cuello esta de una manera en la cual apuesto que le dolerá por más de una semana.

Una sensación me invade cuando se mueve y abre los ojos, pero los vuelve a cerrar. O eso creo. Suelto un grito del susto cuando se levanta de golpe clavando sus ojos diferentes en mí. Mis manos comienzan a temblar a causa del miedo. Me pego más a la pared. Ahora su pecho sube y baja de forma más rápida que hace segundos atrás.

Los Blake Donde viven las historias. Descúbrelo ahora