Capítulo 54 (Final)

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  No ha parado de llover en toda esta semana, pero hoy... hoy el cielo esta furioso. Truenos resuenan por toda la estancia y a veces los rayos iluminan mi alrededor.

Mis ojos observan las gotas caer y chocar contra el suelo a través de la ventana.

Tomo una profunda respiración y volteo un poco la cabeza para mirar por encima de mi hombro al chico que duerme detrás de mí.

—¿Qué haces despierta a esta hora? —me pregunta acercándose a mí.

Yo me encojo de hombros.

—Nada... solo se me fue el sueño, intenté volver a dormir, pero es imposible —le contesto en voz baja.

Él lleva una de sus manos a mi cabeza y hace que la recueste de su hombro. Me acurruco contra él y al estar tan pegada a su cuerpo puedo sentir el calor que desprende.

Cierro los ojos y los recuerdos de esta semana llegan a mi mente.

  Todo ha estado en calma por la casa, los empleados hacen sus tareas, Uriel y Esteban se la pasan encerrados en sus habitaciones, Jenifer no me quiere ver mi en pintura y eso es algo que me causa mucha satisfacción. Una pequeña sonrisita de dibuja en mi rostro al recordarlo. De Gabriel no se ha sabido nada de nada, pero no me importa... ya nada me importa, a excepción del chico de ojos diferentes que me abraza en estos momentos. Hemos pasado mucho tiempo juntos estos días. En su habitación, es el sótano... en la piscina... en todos lados. No nos hemos separado ni un segundo.

Siento una de sus manos subir y bajar por mi espalda con la intención de relajarme. Las cosquillas que ese gesto me causan hacen que se me ponga la piel de gallina. Suelto un suspiro y escondo mi cabeza en el hueco de su cuello.

Respiro su aroma y dejo un casto beso en su mandíbula. Puedo notar como se tensa levemente antes eso.

Todo esta tan bien entre nosotros... tan bonito...

Levanto la cabeza y poso mis ojos en él. De un momento a otro todo su cuerpo se tensó completamente.

—¿Qué sucede? —pregunto poniendo una mano en su mejilla.

Él se aparta suavemente de mí y camina hasta la gran ventana a paso lento.

—¿Jared?

—Shhh... vi algo. Vístete, creo que estamos en problemas, hay que irnos —dice girándose muy rápido y yendo hasta el armario—. Ponte ropa con la que puedas pelear y moverte con facilidad, será muy necesario —se gira hacia—, pero ahora, Tanit... no tenemos tiempo.

—¿Qué viste? —pregunto algo confundida.

Él traga saliva y sus fosas nasales se ensanchan.

—Policías.

Mis ojos se abren de par en par.

  Me levanto tan rápido de la cama que un repentino mareo me invade. Abro una de las gavetas que contiene ropa mía y me pongo algunas prendas que sean cómodas y flexibles. No encendemos la luz en ningún momento para no llamar la atención. A veces encuentro a Jared mirando fijamente por la ventana.

Cuando ambos terminamos de vestirnos, él me agarra por la muñeca y yo pego mi brazo enyesado a mis costillas. Aún se encuentra muy delicado, pero la enfermera me dijo ayer que si sigo así todo va a ir bien.

Cruzamos la puerta de la habitación y salimos al pasillo. Algunos rayos iluminan el lugar y los truenos no dejan de sonar. Jared empieza a caminar a un paso muy acelerado y yo intento seguirlo.

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