Cinco meses después
Cristina
Sus ojos ven y no ven nada a la vez. Están fijos en la pared y no se mueven. Lleva así desde que la internaron en este hospital.
Hospital Psiquiátrico Santa Laura...
Veo a mi hija casi todos los días, me mudé para poder estar más cerca de ella y para abandonar de una vez por todas ese pueblo que no ha hecho más que jodernos la vida.
Yo aún recuerdo cuando el dije que no fuera a esa casa... aun lo recuerdo.
—Tanit... mi amor...
La llamo, pero como siempre no reacciona.
Suelto un suspiro y me siento a su lado en la cama. La atraigo hacia mí poniendo una mano en su cabeza. Su cabello se siente áspero y seco en la palma de mi mano. Ella se tensa un poco cuando la toco, pero no se aparta. Esos son las pocas señales de que sigue consciente solo... solo está escuchando esa voz de la que los psiquiatras que la atiendes me hablaron.
—No la escuches, mi amor. Mírame a mí, escúchame a mí —digo meciéndola como cuando era una bebé, pero nada.
Unas lágrimas traicioneras se escapan de mis ojos y respiro hondo. Con mi otra mano acaricio su hombro, bajo por su brazo y llego hasta el codo... el final.
Lo miro. Eso fue una semana después de sacarla de la casa. Los médicos la revisaron y cuando vieron el brazo... sabían que no tenía arreglo. Dijeron que ella misma había hecho algunos movimientos en falso y también, cuando la capturaron, los oficiales no tuvieron mucha compasión. Los nervios y tendones estaban completamente dañados. El musculo no tenía masa y la movilidad era nula. Esa parte de su cuerpo estaba muriendo.
Se lo amputaron, era la mejor opción. También encontraron algunos músculos atrofiados, otros huesos lacerados, a punto de partirse. Tenía rastros de moretones y en sus muñecas marcas de cadenas.
Lloré , no tengo ni idea por cuanto tiempo, pero lloré. Cuando me decían una cosa detrás de la otra de lo que le habían hecho no podía parar de llorar, pero Mar siempre estuvo ahí conmigo, ella ha sido mi pilar en todo esto.
Ella y yo llevamos saliendo apenas unos siete meses. Nunca le dijimos nada a Tanit porque queríamos ver como funcionada nuestra relación primero...
—Jared —dice Tanit captando mi atención.
Me despego un poco de ella.
Ese es el nombre que no ha parado de decir en todos los meses que lleva aquí. Por lo que sé, fue del chico que se enamoró u obsesiono...
Suelto un suspiro. No sé qué tuvo ese chico que ver en la vida de mi hija, pero en realidad creo que hay más cosas buenas que malas... o eso quiero pensar.
—Mi amor... él... él murió y lo sabes.
Cuando digo esas palabras sus ojos se cristalizan y las lágrimas empiezan a salir. Se las limpio con el pulgar.
Las venas de su cuello se tensan y las de sus ojos se empiezan a poner rojas.
Los psiquiatras me han dicho una y mil veces que cuando eso pasa tengo que alejarme de ella porque puede hacerme daño, pero yo sé que no lo haría... no a mí. Lo supe aquel día... cuando tenía ese rifle en las manos y disparaba sin piedad a todo el que veía.

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Los Blake
RomanceTanit White es una simple chica peliroja que vive junto a su madre, pero esta enferma de gravedad. Los medicamentos son muy caros y sus ahorros no dan para más. Tanit decide que es momento de buscar empleo, pero su misión es en vano al no obtener n...