Mañana es la fiesta de cumpleaños de Fabi y la casa es un caos. Los empleados están de aquí para allá decorando y organizando todo. Y yo soy una de ellas. En mis brazos cargo algunas cosas que me pidieron como manteles, cinta adhesiva y tijeras. Me dirijo al jardín, en donde se está llevando a cabo la decoración. Cruzo la puerta que lleva al este y me cruzo con algunos compañeros, los cuales están en lo alto de una escalera de manos y otros cortando los arbustos. Sigo mi camino hasta donde se encuentran las chicas que me pidieron estas cosas. Dos chicas nuevas que llegaron ayer a la casa. Ambas con el cabello castaño claro y ojos azules.
—Tengan por aquí las cosas que me pidieron —les digo y dejo las cosas en una mesa larga a su lado.
—Muchas gracias, Tanit —dice una de ellas.
—No hay de que —digo y me alejo dejándolas hacer su trabajo.
Entro de nuevo en la casa con la intención de ver si alguien más necesita ayuda. No me dieron un trabajo fijo y es por eso que hago esto. Paso por cada grupo que veo y pregunto si necesitan algo. Algunos me dicen que sí, otros que están bien y otros que no. Sigo preguntando hasta que un grupo me pide que, por favor, les traiga tres tijeras y un par fundas de globos.
Asiento y me voy en busca de ello, lo malo, es que están en la cabaña.
Me paro de puntitas y trato de agarrar la caja con fundas de globos, pero no llego. Miro a mi alrededor en busca de algo en donde pueda pararme y tomarla. Veo una silla de madera a unos pasos de mí y la tomo. Me la llevo hasta donde está la caja que necesito. La dejo en el suelo y me pongo de pie sobre ella. Ahora, con mucho cuidado, agarro la caja y me bajo. Lo hago sin ninguna torpeza o accidente. Dejo cinco fundas de globos afuera y vuelvo a poner la caja donde estaba.
Ahora es turno de las tijeras. Camino por la cabaña y me detengo en el área de herramientas. Miro por todas partes y no veo ni una, mientras que hace un rato habían muchísimas. Abro gavetas, pero en ninguna encuentro una tijera por lo menos.
—Aquí las tijeras tienen patas —me digo a mí misma.
—Aquí hay cuatro —dice una voz a mis espaldas.
—¡Ahh! —grito por el susto y me giro. Se trata de un chico castaño y de ojos verdes. No sé porque, pero por un momento pensé que sería otra persona
—Lo siento no quise asustarte. Pensé que me habías escuchado entrar, lo siento —dice el chico.
—Uff... está bien. No te preocupes —le contesto—. ¿Cómo te llamas?
—Xander, Xander Hernandez.
Así que este él es tal Xander.
Una sonrisa se dibuja en mi rostro—. Pues hola, Xander. He escuchado mucho de ti —digo y él frunce las cejas.
—¿Enserio?
—Si, Maya me habla bastante de ti. No siempre, pero lo hace —digo y hago un gesto con el brazo libre.
—Ohh... no me lo esperaba —dice y sus mejillas se tornan de color rosa.
Ladeo un poco mi cabeza al ver eso.
—Bueno, pues como escuché. Tienes cuatro tijeras ahí, ¿cierto? —digo señalando su mano.
—Eh si, ten —dice y me las da todas— solo vine a dejarlas, pero ya que estoy aquí voy a ver si necesito algo —dice mientras mueve sus manos de manera nerviosa.
—Está bien... pues nos vemos —digo y me dirijo a la salida de la cabaña.
—Nos vemos —me contesta y mueve su mano en forma de despedida.
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Los Blake
RomanceTanit White es una simple chica peliroja que vive junto a su madre, pero esta enferma de gravedad. Los medicamentos son muy caros y sus ahorros no dan para más. Tanit decide que es momento de buscar empleo, pero su misión es en vano al no obtener n...