Capítulo 45

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  Camino, pero no soy yo la que está dirigiendo mi cuerpo. Esa cosa me controla, me vuelve una persona diferente... muy diferente. Mis pasos son rápidos y firmes. Escucho como mi respiración sale por mi boca. Mi piel se pone de gallina.

Hay que encontrarlo...

Sí...

Yo te ayudo...

Muevo mi cabeza a la derecha, pero no veo lo que estoy buscando. Mis pies vuelven a retomar su camino y yo voy mirando a mi alrededor en busca de lo que quiero. Llego al pasillo en donde, ya hace bastante tiempo, entre por una puerta que me jodio la vida. Desacelero el paso. Me muevo lenta y silenciosamente. Lo único que escucho es mi acelerada respiración y como mi corazón golpea mi pecho fuertemente.

  Suelto un largo suspiro y a pocos pasos puedo ver los dos cuadros que ocultan la puerta. Bueno, realmente no la ocultan... solo la camuflan. Doy un paso hacia ella y la toco con mi mano, le doy un empujón y esta se abre levemente. Sin pensarlo dos veces la abro y empiezo a bajar las escaleras. Lo único que escucho son mis pasos contra la madera y como esta cruje bajo mi peso.

A lo lejos puedo ver una tenue luz.

Ve... síguela...

Le hago caso a esa voz. La distancia se va acortando entre la luz y yo. Cuando estoy lo suficientemente cerca... un sonido llega a mis oídos.

—¿Por qué haces esto? —dice una chica.

—Porque me encanta —le contesta la voz de André.

Puedo sentir como mi piel se eriza al escucharlo. Trago saliva y me quedo quieta.

—Déjame ir... —No la reconozco.

—¿Por qué lo haría? Quiero divertirme un rato... hace tiempo no lo hago.

Luego de esas palabras se escuchan algunos chillidos de dolor por parte de la chica. También escucho el familiar sonido del agua.

¿Le va a poner el Rerter?

—Quiero probar algo nuevo contigo... en esa mesa —comenta André.

De ella solo salen sollozos.

—Bueno... manos a la obra.

  Ella comienza a gritar y el sonido de cadenas llega a mis oídos. Me asomo un poco para poder ver lo que pasa. André tiene a la chica desconocida encima del hombro y la tira sin ningún tipo de delicadeza a la mesa larga que está a su lado. Ella patalea y lanza puños que dan al aire.

Que bella vista, ¿no?

Sí... es hermosa.

Una sonrisa de lado se va dibujando en mi rostro.

André encadena las extremidades de la chica a cada esquina de la mesa. Ella no para de pelear, pero luego de como dos minutos se cansa y se queda quieta. Una sonrisita aparece en el rostro de André y veo como se aleja de la mesa. No lo alcanzo a ver, pero me fijo en que la chica empieza a negar con la cabeza mientras mira en dirección a donde se fue André.

—Voy a usar el agua de una manera diferente esta vez —dice más para sí mismo.

La chica no para de menear la cabeza. André vuelve a aparecer en mi campo de visión, pero esta vez con un cubo de agua lleno y un trapo en las manos. Camina hasta quedar en la parte de la mesa en donde está la cabeza de la chica. Ella levanta el rostro hacia él y puedo escuchar sus sollozos.

—No... no... por favor no —suplica moviendo la cabeza de lado a lado.

André solo se ríe.

  Le coloca el trapo en la cara con fuerza y vierte agua sobre él. Las piernas de la chica se mueven, pero las cadenas no le dejan hacerlo mucho. Los sonidos que salen de su garganta de dejan saber que se está ahogando. Su cuerpo se tensa en busca de aire que no obtiene.

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