Han pasado dos semanas desde que llegue a la mansión. Ya tuve mi primer pago y, siendo sincera, es mucho más de lo que pensé. La mayoría de ese dinero se lo envíe a mi madre. Yo quería llevárselo en persona, pero no me dejaron y enviaron a una persona, la cual se encarga de hacer los envíos de la familia. Bueno... por lo menos mi mamá ya tiene dinero para sus medicamentos. Espero que Mar y ella estén bien.
En estos días no ha pasado gran cosa, recojo, lavo la ropa, ayudo a las chicas en la cocina y ordeno las habitaciones cuando me dan el permiso. La familia me sigue tratando de maravilla y ya he hablado con todos los Blake y ahora los conozco un poco mejor.
André, es el mayor de los cuatro, es muy bueno con nosotras, tiene veinticuatro años. Algunas veces se la pasa trabajando en su habitación y no sale en todo el día. Por otro lado, está Esteban, que tiene veintitrés años. Él es un poco más reservado, pero siempre se le ve caminando por la casa o en el gimnasio. Su aspecto es muy serio, tiene el cabello lacio y algo corto, sus ojos, como todos, son grises y tiene la mandíbula muy marcada. Uriel, este siempre, pero siempre, está en el jardín nadando en la piscina, aunque el clima sea frio y digamos que aquí en Dalia casi nunca el clima es cálido. Es muy amigable con nosotras y hay veces que nos ayuda o nos trae comida, él tiene veintiún años y es muy parecido a su hermano Esteban. Y por último está Jared... el más misterioso de todos. En las dos semanas que llevo aquí solo lo he visto una vez y fue cuando me llevo a la cocina mi primer día. Él tiene veinte años, es el más pequeño de los Blake. Mis compañeras me repiten de vez en cuando que es muy callado y raro y en algunos momentos me han dicho que lo ven en el techo de la mansión quieto, solo mirando a la nada. Otras veces lo ven caminando por el jardín trasero a altas horas de la noche, pero mayormente se encuentra en su habitación.
Justo acaban de ser las diez de la noche, lo que significa que mi horario de trabajo ha acabado. Me paso la mano por la frente limpiándome el sudor. Doy un profundo suspiro y comienzo a subir las escaleras para salir de la lavandería e ir a mi habitación. La casa a estas horas de la noche esta algo oscura para mi gusto, pero ya me sé de memoria el camino para todos lados. La casa tiene dos pisos, pero casi todo está en el primero. Arriba está el gimnasio, el estudio del señor Blake y algunas habitaciones que están desocupadas. A ninguna de nosotras nos dejan subir al piso de arriba, es la única zona de la casa donde no podemos pasar o entrar.
Llego al pasillo donde se encuentra mi habitación, camino un poco más y abro mi puerta, entro y dejo que se cierre detrás de mí. Lo primero que hago es encender la luz. Me quito el uniforme y lo tiro encima de mi cama quedándome en ropa interior. Suelto mi cabello del moño en el que está recogido y lo sacudo un poco. Abro el armario, saco un pijama y me dirijo al baño, pero cuando estoy a punto de voltearme siento una sensación que no me gusta nada.
Un escalofrío me recorre de pies a cabeza. Es como... como si alguien me estuviera mirando de algún lado. Me volteo y no hay nadie. Fijo mi mirada en la gran ventana que da al jardín trasero, pero lo único que veo es oscuridad. La sensación no se va, se intensifica cuando uno de los arbustos se mueve suavemente. Sin pensarlo corro al baño y me encierro. Aprieto el pijama contra mi pecho e intentó calmar mi respiración. Sea lo que sea eso, me asusto y mucho.
Luego de algunos minutos tratando de calmar mi respiración, decido, por fin, entrar a la ducha. Me quito la ropa interior, entro en la ducha y la enciendo con agua caliente. Aun un poco alerta, dejo que el agua relaje los músculos de mi cuerpo, mojo mi cabello y este se pega en mi frente. Me quedo unos diez minutos más y luego salgo y me envuelvo en una toalla. Voy hasta mi pijama y rebusco mi ropa interior, pero no la encuentro. Estoy segura de que la traía conmigo envuelta en la pijama, mierda. No quiero salir y lo que sea que este allí me observe de nuevo, pero no tengo opción. Dos pasos hacia la puerta, me detengo cuando estoy frente a ella y la abro suavemente, mi otra mano aguantando firmemente la toalla.

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Los Blake
RomanceTanit White es una simple chica peliroja que vive junto a su madre, pero esta enferma de gravedad. Los medicamentos son muy caros y sus ahorros no dan para más. Tanit decide que es momento de buscar empleo, pero su misión es en vano al no obtener n...