Los vampiros, brujos y lobos se han mantenido en secreto durante siglos, según ellos, nada podría hacerlos cambiar de opinión. La academia Haywood resguarda a seres mágicos y los ayuda a para su futuro, aunque todo parece cambiar luego de la llegada...
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WHAT I THINK?
LYRA. Mientras yo lo apuntaba con mi varita, Ethan también lo hacía. Estábamos en la oficina del señor Michelson con mi supuesto padrino, y si, a él era a quien apuntábamos.
— ¿Estas segura que murió? —me susurró Ethan, lo mire.
— Frente a mis malditos ojos —le respondí fríamente.
— ¿Y dices que te llamas Paul? —el señor Michelson le pregunto.
— Paul Michael Black —respondió él, el señor Michelson me miró—. Y esta de aquí es mi sobrina y ahijada, Lyra Stella Black, hija de mi hermano, Joey Mattia Black y Penny Antoinette Black, Clark de soltera. Además, soy el único adoptado de la familia Black.
— ¿Eso es correcto, Lyra? —me preguntó el señor Michelson, Ethan me observaba atento a mi respuesta.
— Si, todo eso es correcto —murmuré.
— Entonces bajen las varitas —nos ordenó el señor Michelson, rodee los ojos disimuladamente y la baje, Ethan también.
— Lo digo en serio, "morí" exactamente el diecisiete de abril del dos mil diecinueve —insistió "Paul" para que le creyéramos—. Además, ¿sabían que anda un vampiro del siglo diecisiete por ahí merodeando?
— ¿Del siglo diecisiete? —el señor Michelson nos miró, mire a Ethan.
— Cuando encontré a Jhonatan, pude ver a un vampiro atacándolo, sin embargo, no le vi la cara pero se veía bastante antiguo y viejo —explique—, además de que lo atacó de noche.
— Ethan, Lyra, vayan a clase —el señor Michelson nos mandó, abrí la boca para protestar pero se adelantó—. Sin rechistar, o los castigaré a ambos.
Sólo bufé y salí de la oficina con Ethan detrás, guarde mi varita mientras caminaba. Ethan me miró.
— Lyra, tranquila, no camines tan rápido —se quejó él.
— Eres vampiro, sígueme el paso —le conteste obvia.
— Tienes que estar tranquila, el señor Michelson podrá descubrir si es o no tu padrino —Ethan trataba de relajarme.
— Es que no lo entiendes —lo detuve y lo mire—. Si es realmente mi padrino, ¿por qué me dejó sola? ¡Llevo un año viviendo sola para que aparezca de la nada y decir que es mi padrino!
Y me desplomé, las lágrimas no tardaron en aparecer y comencé a sollozar. Ethan me apego a su pecho abrazándome, gesto que para mí seguía siendo extraño.
— Está bien, desahógate —murmuro Ethan.
— Primero James, luego Paul... ya no puedo más con esto —sollocé.
