Los vampiros, brujos y lobos se han mantenido en secreto durante siglos, según ellos, nada podría hacerlos cambiar de opinión. La academia Haywood resguarda a seres mágicos y los ayuda a para su futuro, aunque todo parece cambiar luego de la llegada...
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YOU ARE WHAT?
LYRA. Estaba vagando por la biblioteca tratando de buscar un buen libro pero no encontraba nada, ninguno se veía lo suficientemente bueno.
— Lyra —me llamaron, voltee.
— Lizzie, hola —la saludé volviendo mi vista a los estantes.
— Quería hablar contigo —me dijo, la mire.
— ¿Conmigo? —pregunté, asintió.
— Si, creo que es algo importante y tal vez te enojes, o bueno, eso dijo Tom —explicó ella.
— Claro, podemos hablar afuera —deje el libro que había tomado en el estante.
Ambas salimos de la biblioteca y fuimos a su oficina. Ella me hizo sentarme y observé su oficina, estaba bastante ordenada, habían cuadros de fotos, habían de Edward de bebé y otros con el señor Michelson, pero uno me llamó la atención.
— Tal vez me odies por esto —Lizzie comenzó a hablar, la mire—. Primero que nada, quería pedirte perdón por todo eso, yo pensé que habían muerto junto con Penny y Joey.
— No estoy entendiendo —murmuré.
— Paul era tu padrino, ¿no? —me preguntó.
— Sí, pero él-.
— Falleció a finales de semestres, lo sé, éramos amigos junto a tus padres —me interrumpió, la mire asombrada—. Penny y yo éramos amigas, me puse muy feliz al saber que tendría una hija y más cuando me nombre tu madrina.
— ¿Mi madrina? —sisee.
Me quede estática, esa frase rondaba por mi cabeza una y otra vez. Jamás me habían mencionado a Lizzie, ni siquiera Paul me lo había dicho. Estaba tan sorprendida y confundida que ninguna palabra salía de mi boca.
— ¿Estas bien? Merlin, estas pálida, Tom me lo advirtió —Lizzie dijo.
Sólo me levante y salí de la oficina sin decir una sola palabra.
(...)
ETHAN. Nada en la biblioteca y nada en la cancha. Lyra no estaba en ningún lugar, aunque no he buscado en su habitación. Salte a su ventana y entre, ella estaba ahí con dos pilas de diez libros a su lado, leyendo lo que parecía ser el onceavo libro.
— Ethan —me miró sonriendo nerviosamente.
— ¿Estas bien? Tus ojos están un poco hinchados —le dije.
— Totalmente, ¿sabes la cantidad de libros que puedes leer gracias al lado vampiro? —suspiro leyendo rápidamente las páginas.
