Capítulo 10. Pizarra

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No haría uso del departamento, el coche o dinero hasta que todo estuviera echo, viviría todo el embarazo en la vecindad aunque lo ocultaría todo lo que le fuera posible ya que todo es cuestión de ángulos, en fin continuo yendo a la universidad con normalidad e hizo posesión de su nuevo puesto, era una de las diseñadoras encargadas de la nueva colección, el salario era más obviamente y gracias a los contactos del señor no podían negarse nada a lo que ella pidiera, era un asco que accedieran a cubrirse las espaldas entre ellos pero beneficioso para ella.

No la podrían bajar de puesto cuando el embarazo fuera inevitablemente notorio, no la despedirian y su salario no sería tocado, el tiempo fue pasando, Altagracia altero lo más que pudo su ropa para cubrir lo obvio, presento su línea en la universidad llamando enormemente la atención una vez más, está vez no pasaría la navidad con sus padres mucho menos el año nuevo, culpo al trabajo pues para ellos seguía trabajando en el área costura por lo que no "alcanzaba" para ir a verlos aunque la verdadera razón era el embarazo, ya no lo podía ocultar, de hecho el o la bebé llegaría muy pronto.

Estaba de vacaciones en la universidad, le hicieron un baby shower entre sus compañeros y los profesores al que tuvo que fingir estar feliz y agradecida, soportó los estúpidos juegos además de que le tocarán el vientre, cosa que odiaba con todas sus fuerzas, luego tuvo otros dos baby shower pero está vez en la vecindad y su lugar de trabajo, al menos su tía podría disfrutar de todas las cosas junto con el bebé luego de que ambos desaparecieran, no había desarrollado un gran cariño por esa bebé que no la dejaba dormir gran parte de la noche pero se sentía algo bien al saber que estaría bien cuidado y que tendría de todo.






- Ya déjame trabajar maldición – murmura en lo que pegaba retazos en la pizarra

- Día difícil? – pregunta su compañera

- Todos son difíciles – se lleva ambas manos a la espalda

- Deberías de comenzar con tu licencia de maternidad Altagracia – limpia su escritorio – Venir todos los días en autobús con esa panzota, es peligroso

- Vendré hasta que sea el momento – toma asiento – Además no me puedo ir ahora, hay mucho por hacer

- Bueno linda, al menos déjame pasar por ti a tu casa y llevarte de regreso – pide – Me preocupa que en una frenada del autobús te vayas con panza y todo al piso

- Voy aceptar sólo porque estoy cansada de las preguntas de extraños – suspira negando – Ay para cuando es? Niño o niña? Una vez me preguntaron que si eran gemelos

- Hay personas que son algo confianzudas – se suelta riendo – Pero gemelos?

- Si, de no ser porque era una viejita, le hubiera dado un buen golpe – se acomoda

- Todo bien? – la mira

- Es sólo incomodidad – le resta importancia – Ya terminaste de diseñar? Quiero enseñarte lo que tengo

- Si, acabo de terminar – se levanta tomando su carpeta – Hagamos cambio, quiero ver las tuyas también, tienes ideas muy frescas

- Gracias – sonríe intercambiando – Tus diseños son muy originales también, me gustan mucho las paletas de colores que usas

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