Capítulo 60. Nuestra

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Esos diez minutos se convirtieron en quince pero por fin habían abierto las puertas, José Luís fue quien entró a sacarla a pesar de que le habían dicho que no lo hiciera, no lo pensó ni dos veces. De ahí rápido bajaron para subirla a la ambulancia que los llevaría al hospital, durante el camino le midieron la presión que pues gracias a esa pastilla estaba en el rango normal, sin embargo las contracciones eran bastante fuertes, no la reviso porque en primera ella no se lo permitió y en segunda pues todavía no tenía las ansias de pujar pero ya estaba por ponerse histérica, una vez llegaron a urgencias fue llevada rápido a la habitación disponible.

Como no la esperaban hasta quien sabe dentro de unos días tuvieron que improvisar mientras la acomodaba allí, ya se había puesto la bata pues rompió fuente en la ambulancia, tenía el cinturón al rededor de su vientre además de la vía intravenosa en su mano, no soportaba estar sentada así que a pesar de que le pidieron todo lo contrario se quedó apoyada en la cama bajo la atenta mirada de su marido quien se encontraba haciendo llamadas a la casa para averiguar si todos estaban bien allí, luego de saber que si pidió que trajeran el bolso de la bebé como el de ellos dos, tuvo que finalizar la llamada rápido cuando Altagracia gimió pero más alto está vez.








- Mi amor? – se acerca sobando su espalda baja

- No me toques... – murmura

- Voy a llamar a la obstetra  – la observa unos segundos

- Uhmmm – gruñe apretando el colchón

- Eso es sangre? – presiona el botón

- Tal vez – jadea

- Estás pujando? – vuelve a acercarse

- Sólo lo hice una vez – revisa entre sus piernas – Bueno tal vez dos...

- Sube a la cama – se preocupa – No la puedes tener de pie

- Vuelve a llamar a la obstetra – pide apoyándose en el colchón una vez más – Tratare de no pujar pero llámala

- No va hacer falta – entra con prisa colocándose los guantes – Permiso José Luís voy a revisarla

- Ella está sangrando un poco – se aparta

- Ya vi – asiente levantandole un poco la bata – No es mucho, estuviste pujando ya? Voy a revisarte – avisa – Trata de no pujar ahora

- Tenga o no los diez centímetros yo voy a pujar – murmura – Ya no lo soporto!

- No te preocupes que ya los tienes – ríe – José Luís, ayudala a subir, voy a traer rápido todo lo que necesito – se quita los guantes yendo hasta la mesita de metal que estaba en un rincón

- Puedo tocarte? – pregunta

- La espalda ni lo pienses – advierte

- Prometo que no lo haré – sonríe ayudándola a subir a la camilla – Recuestate

- No me quiero recostar – tira la almohada – Quiero que salga – cierra los ojos a medida que se comodaba – Ya por favor...

- A la siguiente contracción empezamos – comenta luego de acercarse mientras una enfermera le colocaba el cubrebocas – Cómo te sientes? Mareada? O con náuseas

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