Capítulo 28. Algo Distraída

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- No pude ir por ti porque... – mira su celular – Debía ver unas cosas aquí – suspira – Dame un segundo – contesta

- En que quedamos tú y yo? – pregunta José Luís desde el otro lado

- Yo sé – asiente – Pero hey! Ya voy a casa

- Altagracia no es un juego! Debes comer a tus horas, la anemia es bien fea – le recuerda

- Que molesto eres! – bufa – Mira, cuando ande con la comida enfrente te mando foto va? Pero ya no me fastidies cielito – cuelga – Como te iba diciendo, estaba en eso, tú ya comiste no?

- Si, pero poquito – se recarga en el asiento – Estaba algo nerviosa

- Uhm – asiente viendo como él volvía a llamar – Agradece que no tienes uno así que jode y jode – vuelve a colgarle

- Ay pero es tierno – ríe

- Dale una semana y ya no lo veras así – niega






Los siguientes minutos hicieron un poquito de platica hasta que llegaron a la casa, Matamoros ayudo a ambas para descender de la camioneta. Una vez atravesaron la puerta Altagracia se quito los tacones entregandoselos a una de las mucamas junto con su bolso y una carpeta bien cargada, le pidió que subiera todo al cuarto a la otra que apareció le dijo que se llevará la maleta de Mónica al que sería su cuarto por ahora, justo cuando andaban pasando por el comedor apareció una señora de aspecto muy hogareño.





- El señor Luís me llamó desesperado de nuevo! – cruza los brazos

- Es un exagerado! Si me pase unas horitas pero ya estoy en casa – niega amarrandose el cabello

- Quiere que me asegure que si coma – advierte

- Hay Magda – rueda los ojos suspirando – Tú nomas dile que si, ahorita mismo voy a preparar algo rápido

- Puedo prepararle algo yo – se lleva las manos a la cintura

- Estás en tu descanso – niega – Saluda a Mónica

- Ella es Mónica? – sonríe acercandosele – Por Dios...

- Ay no! Ya vas a empezar – se apoya en la mesa

- Se te parece – sonríe – Hola Mónica, soy Magda, sabes que yo ayude a que nacieras?

- En serio? – sonríe

- Tiene tu sonrisa! – ríe

- Bien, en lo que terminas de revelarle todo, yo voy a preparar pasta – avisa antes de ir a la cocina

- No vas a huir! – avisa Magda – Vente, hay que controlarla que nomas no agarre una de sus barras con proteína y no sé que cosas más

- Oye pero quiero saber el resto de la historia – la sigue

- Encantada te la cuento – sonríe entrando a la cocina – Si estás buscando tus barras, las escondí

- No las estaba buscando – rueda los ojos – Estoy buscando el especiero

- Ah pues, está un poquito más arribita de ese estante – toma asiento enfrente de la isla – Hay tomates frescos

- Si ya tome algunos – pone a hervir agua

- Bueno ahora que tenemos la seguridad de que si va a comer – se voltea a Mónica – Te puedo contar la historia

- En serio se lo vas a decir? Le vas a quitar el hambre – advierte

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