- Bueno alterandote no lo vas a conseguir – se lleva las manos a los bolsillos
- Ni siquiera sé porque te respondo – dice al pasarse sus pastillas – Lo único que te interesa es salvaguardar a tu hijo
- Nuestro hijo – se acerca
- Actúas cómo si sólo fuera tuyo Luís – sonríe dándole el vaso a Magda que se retira enseguida
- Bueno basta ya! – la toma de los hombros – Estoy harto de esto!
- Pobrecito, estás harto? – dice irónica
- Si! No voy a dejar que me trates así, sólo porque estás frustrada! – la jala a él para darle un beso
- No estoy frustrada – susurra contra su boca – Estoy enojada contigo – lo toma de la camisa
- Eso lo sé – la levanta sintiendo sus piernas alrededor de su cadera – Pero no tengo claro la razón de tu enojo – la lleva al estudio
- Dudas de mí, luego me dejas sola y vienes cada que se te canta – lo toma del cuello – No te parece una buena razón para enojarme?
- Fui a verte hace unos días – la sienta en el escritorio – Y casi no me volteaste a ver
- Esperas que te reciba con los brazos abiertos después de todo? – se quita la blusa
- No pero esperaba resolver las cosas – abre el zipper de su falda
- Ni siquiera lo intentaste – aprovecha la cercanía para morderle – Parecías un perro asustado
- Quisiste tirarme un florero – separa sus piernas – No creía que te gustará usar medias con ligueros – sonríe
- La falda tiene un tajo, hace que se vea más sensual – le quita la camisa – Y sabías que no te daría con el florero pero, si lo hubiera tirado cerquita de ti
- Vuelve aquí conmigo – pide a medida que besaba su cuello – Por favor
- Lo voy a pensar... – abre su pantalón – Con cariño, te parece?
- Es razonable – sonríe
- No seas muy brusco – se lo baja junto con el bóxer – No quiero que me perfores el útero – ríe a medida que él le quitaba la ropa interior – Y déjame la falda puesta
- Para que la quieres? – se abre paso entre sus piernas
- Tú déjala – lo trae a un beso
Cerca de una hora los dos salen del estudio, salieron igual que como entraron eso si el maquillaje ya no estaba porque se había lavado la cara y el ambiente entre ambos era mucho más ligero sin mencionar que José Luís no se le despegaba, ambos fueron a recostarse en el sofá ya que traían las piernas cansadas por haberlo echo de pie la mayoría del tiempo, durante esos primeros instantes en el sofá los utilizaron para verse a los ojos antes que nada, luego otra cosita los interrumpió.
- Eso fue una patadita? – señala su vientre
- Creo que si – baja la mirada – Te dije que no fueras tan brusco, debe estar en crisis ahí
- Que exagerada – sonríe acostando la cabeza sobre el – No es muy pronto para que se esté moviendo?
- Tengo cuatro meses – acaricia su cabello – A veces sientes las pataditas ahora o en el siguiente mes pero creo que se giro nada más