1. A la misma hora.

7.4K 428 192
                                    

A veces las ideas son equivocadas.
Y más cuando visito aquel lugar a diario con intenciones de pedirme el café que siempre pido, un café solo con hielo.

Me cuesta congeniar la vida laboral y más cuando me intento centrar en mis estudios.
Suelo acudir a aquella cafetería famosa para despejarme un poco de la realidad, ya que en aquel asiento, es cuando puedo concentrame más.

Con los papeles de estudio en la misma mesa que me siento, siempre aquel hombre conocido por su local me coloca aquel vaso lleno y con sutileza encima de esta; Levi Ackerman.

Siempre tuve una vida bastante movidita.
A parte de que por mi despiste he llegado a perder varias oportunidades. Pero después de todo seguía siendo una chica cualquiera.

Era martes y después de salir de algunas clases solía ir cerca de las tres y media a la cafetería del  Ackerman; siempre a la misma hora.
Era algo fastidioso tener siempre al pequeño grupo de interesadas en esta cafetería. Y es que era claro que no lo hacían por la fama de los famosos cafés, si no por el dueño, Levi.

Tras intentar pasar la puerta entré a su local. Me acerqué a la barra para pedir lo mismo.

-Un cafe solo con hielo, por favor.- Le decía al mismo Levi que se encontraba detrás del mostrador.

Desde los asientos que se encontraban alrededor de la caja podía verse toda la ciudad con los grandes ventanales que tenía este sitio.

Me encantaba la manera tan delicada que tenían cuidado cada parte de la cafetería. Lo que si, es que había algo que me avergonzaba; aquellas fanáticas de mi edad en la entrada.

Y es que lo he nombrado anteriormente, pero es vergonzoso ver a gente de tu edad, incluso de tu misma universidad, estar en la puerta esperando a que el señor Ackerman termine su trabajo.
Además, muchas de ellas entraban para pedir cualquier cosa y tener el mayor contacto con ese mismo señor; aún no sabía cómo es que él las soportaba.

Simplemente venía a este lugar por el café que el mismo preparaba, lo que no me esperé es que él se estuviera acercando a mí en estos mismos momentos con lo que había pedido en su mano.
Tan rápidamente me lo dejo en la mesa.

-Gracias.- Le dije levantando mi vista para verle.

El me miraba con frialdad. Esa misma vista que se centra en alguien y te recorre todo el alma por el simple hecho de que muestra seriedad ante todo.
Sus ojos grises conectaron con los míos para segundos después asentirme y volver a su puesto.

Levi Ackerman era conocido mayoritariamente en toda la ciudad. A parte de trabajar en este sitio si oí hablar que se dedicaba a otros oficios totalmente desconocidos para mí.
Cualquier revista que cogieras, en alguna página ahí salía algo de publicidad sobre su local, o incluso una foto suya.

Ese señor en ningún momento me interesó, de hecho me sacaba un par de años.
Podía admitir que todas las chicas de mi universidad caerían rendidas a sus brazos si le sirviera el café como lo está haciendo ahora conmigo, ¿pero porqué?

Hace días me hablaron de esta cafetería y probé a venir hoy. Se me hacía extraño que justo el primer día, el dueño de la misma cafetería me sirviera el café.

Nuestras miradas se encontraron por dos segundos para yo luego volver la vista a los papeles que tenía encima de la mesa.

Sin duda era un lugar tranquilo y donde buscar refugio.

Después de una hora aproximadamente me levanté de mi sitio para marcharme de ese lugar.

Llegué a mi casa algo tarde. En mi cabeza solo cabía volver a aquel local y ahí me acordé de su dueño.
Mi amiga Sasha me habló de aquel tal Levi.

 𝐖𝐢𝐬𝐡𝐞𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora