14. Cálido.

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El resto del día fue perfecto...

Jean aceleraba el ritmo de sus besos. Tanta era nuestra necesidad de tenernos cerca, que él salió del coche para abrirme la puerta del copiloto.

En seguida me lancé sobre él para volver a sentir sus dulces labios en los míos.

Jean apoyo mi espalda contra su coche, y mis manos pasaban por todo su cuello en pequeños masajes.

El aire se nos acababa y los dos nos separamos quedando nuestras narices rozándose.

-¿Me dirías que sí?- Preguntaba con una voz ronca a la par que miraba mis labios.

Era lista, y pensaba a lo que se podía referir.

-¿A qué te diría que sí?- Ladeé la cabeza, entrelazando mis manos detrás de su cuello. No iba a mentir, veía sus labios con las mayores ganas del mundo.

"¿Alguna vez miraste a las estrellas?"

Sin querer, observé como en el cielo se iban mostrando pequeños puntos blanco...vaya que si miraba las estrellas Levi...

-A qué seas mi novia.- Rozó nuestros labios.

Volví mi vista a Jean con el corazón en la mano y el pensamiento en otro mundo.

-Jean...quiero responderte de la mejor forma...- Tampoco sabía como hacerlo, y sus labios me tentaban. Cosa que pasmé los míos en los suyos, hasta crear un beso bastante apasionado.

Kirschtein tenía sus manos en mi cintura. Y es que, me di cuenta que el pulgar de su mano derecha intentaba levantar mi camiseta por el borde. Este mismo, daba suaves caricias a mi piel desnuda.

Su tacto me descontrolaba totalmente. Eran un ganas de tenerle cerca y no soltarle nunca

-_____...no quiero que te vayas de aquí...- Me decía en un susurro. Jean ladeó su cabeza para acercarse a mi oído y decir una cosa más.- Cuándo estás conmigo se siente tan cálido...

"Cuándo estás conmigo se siente tan cálido..."
Fueron palabras que me estremecieron por completo.

Quería seguirle el juego...por lo que frente a él y mirándole desde mi altura, le dije algo con soltura:

-Cuando tu no estabas todo se sentía tan frío...- Apoyé mi mano izquierda en su pecho y mi cabeza cerca de su hombro contrario.

-¿Ahora tienes frío o calor?- Me susurro Jean.

-Mmm...supongo que como la noche está cerca...- Siguió él.

-Entonces tienes el suficiente frío para que te devuelva tu calor.- Jean se separó de mí y entrelazó una de mis manos con la suya para mirarlas con certeza.- Quiero quitarte el frío que tienes en las manos.

-¿En las manos?

-No sé en que más lugares...solo lo sabré si me dejas tocarte...

Con un leve sonrojo abrí la puerta del copiloto para intrudirme dentro.
Solo una cosa se me pasó por la mente antes de que Jean entrase al coche: No había tenido relaciones sexuales en bastante tiempo...Y cuando digo bastante, me refiero a desde que me fijé en Jean. Ese chico era el que me ponía los listones muy altos como para acostarme con cualquiera.

Digamos que no me gusta llamar la atención...

Recordé la palabras que le dije a Levi aquel día...
Es por eso que me fui para no armar más jaleo del que ya estaba. Y sobre todo, no tenía ganas de discutir.

Dejé mis pensamientos a un lado cuando sentí una mano en mi pierna.
Jean daba suaves caricias a estas mientras que con la otra mano conducía con la mirada en la carretera.

-Pareces desorientada...- Dijo Jean mirándome de reojo.

"Pareces desorientada"
Mierda Levi...porqué ahora. Tus palabras me llevan atormentando toda la noche.
Aún así...

-Después de tus besos...- Miré por la ventana.

...sé que no puedo perder mi orgullo y más con el chico que me gusta.

Jean me sonrió y era algo que capté de primera; nunca me cansaré de esa sonrisa.

(...)

No tardamos mucho más de diez minutos hasta llegar a su apartamento.

Las luces de su coche se encendieron automáticamente.
Salí de su coche mientras observaba el gran garaje que compartía con el resto de vecinos.

Unas manos pasaron por detrás de mi cintura para delante.
Sus labios fueron dirigidos a mi cuello; dejaba besos húmedos y suaves en él. Me apegaba a todo su torso mientras los besos que me dejaban subían hasta mi mejilla.

Ya notaba como pequeñas sensaciones ocurrían en mi abdomen bajo, y eso mismo hizo girarme para dejar un castro beso en sus labios.

Eran claras las ganas que le tenía, que me tenía, que nos teníamos.

Tenía razón con quitarme el frío, porque lo cálido que era posar mis manos sobre su torso y sentir todo su cuerpo perfectamente formando, eran sensaciones que se viven pocas veces.

Yo guiaba los besos y el guiaba los pasos.

Jean sacaba las llaves de su bolsillo trasero y las introducía en la ranura del ascensor.
Se separó del beso asomando su cabeza por mi hombro. Daba vueltas a la llave hasta que el ascensor bajase desde la planta en la que se encontrara.

Notaba como resoplaba. Y es que de reojo, se veía claramente sus mejillas rojas; cosa que yo también tendría.

Después de sacar las llaves y guardárselas, volvió a ponerse en frente mía. Sus ojos iban y volvían de mis labios.
Este mismo chico se relamía los suyos hasta acercarse a los míos...

-Llevaba esperando este momento meses...- Empezó a darme besos cerca de mis labios hasta clavar uno suave en los míos.

Este beso era especial. Era suave y lento, y su lengua recorría las paredes de mi boca con suma delicadeza.

Oí que el ascensor abrió sus puertas, y Jean empezó a guiarme hasta dentro de este lugar.

Pulsó el botón de su piso sin querer ver para no dejar de marcar sus labios.
Estos parece que se cansaron, y decidió bajar su rastro has mi cuello. En él empezó a dar castros besos y con más pasión.

Yo, de mientras, mantenía mis manos sobre sus hombros. Intentaba no producir ningún jadeo, pero a veces me era imposible.

De un momento a otro, sentí que estos mismo hombros fueran los de aquel azabache...
¿Cómo van a ser los de Levi? Mi mente no me dejaba tranquila. Lo peor, es que estaba inquieta en el peor momento.

Volví a mi mundo. Había aflojado mi agarre a sus hombros.
Y es que, por el espejo del ascensor, visualice como había dejado varios chupetones a lo largo de mi cuello.

La puerta del ascensor se abrió, y las manos de Jean apretaron con fuerza mi cintura hasta salir de esta lugar.

Nada más salir, se separó de mí.
Me miró por completo con su mejillas rojidas, y antes de entrar bajo sus manos hasta mi cadera. Pasó sus brazos por esta y me alzó.
En este intento de cogerme, envolví mis manos en su cabello ceniza y de nuevo, uní mis labios con los suyos...

Jean abrió la puerta de su piso, y nada más entrar, enrollé mis piernas en su cintura.

Cosas como esta, es por lo que el resto de mi dia...fue tan cálido.

 𝐖𝐢𝐬𝐡𝐞𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora