33. Sunset.

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Tomé el manillar de la puerta para entrar.
La vista que recibía al principio era totalmente distinta a la cafetería del pelinegro.
Ni siquiera había mucha gente y no me costó en ver a Hange de un lado para otro.
La sonrisa aparecía sola en cuánto pensaba en qué le iba a preguntar a ella.

Tomé asiento en el primer sitio que vi y la castaña no tardó en darse cuenta de mí presencia.

—¡Hacía tanto tiempo que no te veía!— Aceleraba su paso hasta llegar a mí mesa.— No me lo digas...creo que me acuerdo de aquello que pediste cuando viniste con Levi...— Se quedaba pensando.— ¡Ya sé! Era un café solo, ¿cierto?— Asentí.

Hange se dio la vuelta hasta esperar poder tener mí café y volver.

—Aquí lo tienes...— Lo dejo encima de mí mesa y se sentó algo exhausta en el asiento de enfrente mientras yo tomaba de la bebida.— ¡Y dime! ¿Qué tal todo?— Apoyó su cabeza sobre sus manos mientras me miraba alegremente.— ¿Todo bien con el enano? Supongo que te habrás visto con el, ¿verdad?.— Ya no sabía a qué pregunta contestar de todas.— Hace varios días que no se mucho de él.—Rodaba la cabeza.— ¡Y entonces que te trae por aquí! Sigues igual de bonita que cuando viniste con él, así que todo te irá bien, ¿verdad?

—Pues...— ¿Ahora como contesto a todo?— Venía a hablar contigo sobre todo.— Sonreí por lo bajo.

—¿En serio? Entonces me tienes para hablar sobre cualquier tema.

—Era para preguntarte sobre Levi...si es que tú...— Bajaba la mirada.

—¡Pregúntame todo lo que quieras!

—Bien, es que...—Pensaba por dónde empezar.— Este fin de semana, pensé en poder verme con él. Pero, me gustaría que fuese algo más especial y no sé cómo— Miraba mi taza.— conseguirlo.—Subí mi vista para ver cómo me miraba con atención.

—Te entiendo.— Me sonreía achicando los ojos.

—Y no sé, a donde podríamos ir o tal vez sí debería hacer algo más o...

—No le des tantas vueltas.— Dejaba su manos sobre la mesa.— Cualquier cosa que hagas a elle gustará, seguro.

—Pero no podría...tal vez...no sé, no sé cómo conseguir que esta vez sea más diferente al resto que no se parezca al resto.

—Le gustan las cosas sencillas.— Levantaba mi vista para verla.— No muchos detalles, y posiblemente no con muchas personas alrededor.—Era sincera conmigo.—Creo que, tu misma podrías hacerlo especial con solo creerlo, no necesitas nada más.

Me centraba en sus palabras mientras decía cada una de ellas con una leve sonrisa.
Llevaba mis ojos a la cuchara y removía el café al mismo ritmo que los minutos pasaban.

—Vine aquí, porque supuse que serias cercana a él, y tal vez podría hacer algo que le sorprendiera o que no se esperase de mí y que se alegrará y de esa manera.— Me interrumpió.

—Te tiene aprecio.—Dejé mi vista sobre un punto fijo.— Él te tiene aprecio, pero aprecio del que merece la pena.

Volví a mirarla a los ojos.

—Además.—Hange añadía.— ¿Cómo no va a ser especial cuando él esté contigo? ¿Te has visto preciosa?— Abría los ojos— ¡El se sentirá entre rosas cuando este junto a ti!— Estiraba sus brazos a sus lados en muestra de emoción.— Estoy segura.

Imposible sería vender tus palabras Hange, valen oro.

—Confía en ti y escúchate, muchas veces los corazones tienen que descansar por tener tanto amor dentro, ¿no es así?

 𝐖𝐢𝐬𝐡𝐞𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora