17. Ocean.

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¿Cómo es que te sientes?
¿Cómo es que te siento a ti?
¿Cómo...?

Porqué aunque nos molestemos te tenga apego.
Porqué aunque intente olvidarme de ti, te dejo en segundo plano.
Porqué.

Y sí, me canso más de no estar molesta contigo. Si ahora mismo te pudiese ve....

Las palabras de mi subconsciente se acabaron cuando visualizar ese restaurante al que me llevó Levi la primera vez, ¿cuánto habíamos caminado?
Y no es lo peor de todo. Me quedé perpleja al ver que en la puerta se encontraba Levi junto a Hange...me acuerdo perfectamente de ella.

Yo tenía la vista clavada en ellos, pero una cabellera pelirroja desconocida me hizo sacar preguntas.

Cada vez que nos movíamos iba teniendo más ángulo para observarlos. Era una mujer algo más bajita que el Ackerman.
Estos tres se notaba algo animados; excepto Levi que tenía siempre la misma expresión y solo se dignaba a asentir.

Aquella chica totalmente desconocida tenía su vista en Levi.
Volvía y venía, parecía distraída.

¿Qué cómo lo sabía? Me ponía nerviosa que le mirase de esa manera, pero no entiendo porqué.

Estaba tan absorta en fijarme en cada movimiento que hicieran esos dos, justo esos dos...
Que cuando subí mi mirada a Levi, este tenía su vista puesta en mi persona.
Y mira que había un largo trozo entre cada uno, pero pareciera que estuviésemos a corta distancia.

Inmediatamente sentí una vergüenza horrible.
La primera cosa, Levi me había pillado mirándole.
La segunda, iba con Jean de la mano.
Y la tercera...seguro que el seguirá molesto conmigo o incluso que tuviera que parecer que tengo tanto orgullo como para girar mi vista al chico que tiraba suavemente de mí.

- J-Jean y sí vamos por...- Buscabs alguna otra alternativa para no cargar con el peso de que seguramente el pelinegro me estaría fulminado con la mirada.

Jean me miró. Vio a donde es que señalaba y solo se dedico a asentir dulcemente.

Solté un resoplido al no tener que pasar más vergüenza.
El caso, es que si voy a su cafetería me será el doble...no, mejor dicho, el cuádruple de difícil de dirigirle la palabra; o si quiera de mirarle a los ojos.

Aún no entiendo porque sentí algún impulso.

Como si quisiera acercarme más a ellos, saber de qué hablen. Saber quién era esa pelirroja.

Si el mar de dudas ya estaba lleno. Me imagino el océano que se ha formado en mi mente a estas alturas.

(...)

Jean me había acompañado a dejarme a la puerta de mi casa.

Le agradecí con un tierno beso después de que el me diese un corto y suave abrazo.

Jean, me gusta Jean.
Jean me gusta mucho.

Cerré la puerta de mi apartamento después de ver como mi novio bajaba hacía el portal.

Fue un abrir de ojos. Nada más entrar escuché mi teléfono vibrar.

-Mi cama y yo te echaremos de menos esta noche.

Jean, me gusta Jean.
Jean me gusta mucho.

Como una niña pienso en que no le merezco.
Hace lo suficiente para mí, pero pasandose de sus propios límites. Y es que, aunque empezaremos a salir hace nada, él siempre fue así.

 𝐖𝐢𝐬𝐡𝐞𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora