36. Tú y él.

765 100 20
                                    

Sasha y yo nos bajamos del autobús después de un largo viaje.
Miraba mi móvil con atención a la dirección que me había enviado mi madre. Parecía que no, pero algo de nervios si había en mí, y más después de años.

—¿Ella lo sabe?— Sasha posó su mano en mi hombro contrario al suyo mientras dirigió su vista a la pantalla.—Lo de él, me refiero.

—Me llamó hace dos días y no sabía nada de ella desde hace años, ni siquiera se me pasó por la cabeza.— La miré de reojo para luego volver mis ojos a los minutos que nos quedaban por caminar.—Tampoco es que fuera a decirle, no sabría como empezar.

—A lo mejor es un buen tema de conversación...—Rodó los ojos con una pequeña sonrisa.—Empieza desde el principio, y así si ella sabe toda la historia pueda aconsejarte, ¿o no?— Daba leves golpes a mí hombro con pizcas de ánimo.

Suspiré y volví a ver el tiempo.

—Solo no hables más de la cuenta, todavía no sé qué es lo primero que diré.— Seguido, apago el móvil al ver que estamos a pocos metros.

(...)

Llamo al timbre con pequeñas dudas. A mi izquierda está Sasha impaciente esperando a que la puerta se abra.
No tardó mucho hasta que noté a alguien detrás de ella, por un momento mis latidos aumentaron.
La puerta se abrió y la castaña no tardó en saludar a mí madre. Pasó dentro de la casa ansiosa después de darle un abrazo.
Tragué fuerte, asentí y sonreí para copiar el gesto que había hecho mi amiga.

—¿Y cuál era la habitación de ______?— Sasha preguntó desde el final del pasillo.

—Sasha...—Me deshice de los brazos de mi madre.— Si no se hubieran mudado no sería necesario haber pedido la dirección.

Ella se asomó desde el salón con una expresión de disgusto.
Tras eso, mi madre me hizo pasar a donde Sasha ya estaba sentada.
Volvió a darme un beso en la mejilla y acto seguido preguntó si queríamos cualquier cosa de beber, a mí amiga no le bastó con escuchar esa palabra y levantarse para acompañar a mi madre hasta la cocina.
Cerca del sofá había un mueble largo, varios cuadros que ya recordaba de hace años atrás, e incluso uno algo peculiar con una señora de cabello azabache.

—Es que yo la conozco más que nadie.— Oí desde la cocina.

Tomé asiento en el sofá. Sasha apareció con tres vasos y detrás venía mi madre a cortas risas con ella.

—Supongo que os irá todo bien...

—De lo mejor.— Respondió la castaña al segundo. Esta, me miró y guiñó un ojo.— Solo nos queda lo que falta de este año y el siguiente.— Volvió la vista a mí madre y bebió de su vaso.

—¿Ya decidísteis en donde trabajar?

—Pues pen— Sasha habló por mí, o más bien me interrumpió.

—______ y yo trabajaremos juntas.— Juntó su hombro con el mío.

Me sorprendí por su repentino gesto y por la gran sonrisa complaciente de la chica a mi lado.
Mi madre se alegró por ello.

—Me parece que no habéis cambiado desde que ______ me hablaba de vosotras dos.— Sasha me miró algo sorprendida.

—Ya te lo dije...— Le dije a ella en una voz más baja.— Qué cuando mi madre me llamó, me habló sobre ello...

—Y bien, fuera de la universidad, ¿qué tal todo?

Mi amiga y yo nos giramos al mismo tiempo buscando alguna respuesta que dar.

 𝐖𝐢𝐬𝐡𝐞𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora