2. ¿Conocido?

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Iba de camino a la entrada de aquella cafetería.

No encontraba a Connie en la entrada por lo que nada más estar en frente de esta decidí entrar y coger mesa.

Una vez me senté. Me fije que aquel señor conocido estaba en el mostrador. Acababa de atender a un cliente.
Notaba como me miraba de reojo, y aunque yo lo hacía por mera curiosidad, podía notar como su vista estaba clavada en mí.

De hecho casi se despista poniéndole más de la leche adecuada a lo que fuera que estuviese preparando.
Después de que el señor Ackerman le diese en mano aquel café una cosa me sacó de mis pensamientos.

-¡Hey!- miré a dónde venía aquel saludo.

Saludé de vuelta a Connie que era el que se iba acercando poco a poco a mi mesa.

-Perdón por tardar algo...

-Nada, yo acabo de llegar.- le sonreí.

Tras eso Connie fue a pedir algo para más tarde él mismo traerlo a la mesa.

Y es que la tarde estaba tranquila. Quise acercarme a pedir el café que llevaba horas pidiendo.

-¿Nombre?- me sacó su voz de mis pensamientos.

-_____...

Se me hacía confuso que él mismo me lo preguntara

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Se me hacía confuso que él mismo me lo preguntara. Parecía simplemente que ni me conocía cuando él mismo había sido el que quiso hablar conmigo ayer.

En ningún momento levantó la mirada, y si lo hacía era para evitar mi persona.
¿Y este? Un día parece estar dispuesto a hablar y al otro parece que pasa completamente. Tampoco es que pueda averiguar lo que quiere decir, porque su rostro inexpresivo no ayuda, nada.

No le di más rodeos ni quise, por lo que la tarde continuó.
Connie y yo éramos bastante cercanos a pesar de habernos conocido por nuestra amiga en común. Diría que hace mucho tiempo que no había conocido a alguien tan cercano como él y en poco tiempo.

A mitad de la tarde Connie recibió una llamada. Esto hizo que este chico tuviera que irse.

Me despedí con un abrazo del que él se acercó primero y después de aquel momento se marchó.

Había algo que me revolvía, algo que me hacía sentir incómoda y es que notaba que había alguien que me observaba.

Cuando le miré, ahí estaba el pelinegro con su vista fija en mí desde el mostrador.
Le devolví la mirada y esto hizo que Levi la quitase rápido.

Me tapé la boca para evitar no reirme mucho. De verás que me hacía gracia haberle pillado mirándome.

La tarde pasaba y era hora de marcharme de este local.
Recogía mis cosas cuando una silueta se presentó delante de mí.
Su mano fue a coger el embalse del café vacío.

 𝐖𝐢𝐬𝐡𝐞𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora