21. Mentiras.

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-Levi…- Me di la vuelta después de notar el sonrojo que sería notable al verse poner la camiseta.- Crees…- Mierda, porque ahora hablar se me da tan mal.- ¿Crees que nos hayan visto u oído…?- Cerré los ojos fuertemente mirando por el marcó de la puerta al pequeño pasillo. 

Me esperaba cualquier respuesta. 

Pero él estaba tardando mucho. 

Sentí algo pasar por mi lado. Mis párpados se abrían poco a poco hasta ver su silueta. 

Lo siguiente que sentí fueron sus finos labios sobre los míos. 

En ese momento abrí los ojos de golpe al sentir tal bonita sensación

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En ese momento abrí los ojos de golpe al sentir tal bonita sensación. 

Levi mantenía una mano sobre mi mandíbula para poder tener a su alcance mis labios. 

Simplemente era uno de esos momentos que juraría que querría mantener para siempre…

-No lo tomes en cuenta.- Me dijo frente a mí sin quitar su mirar de mis ojos.- Hay demasiado bullicio como para que se oiga…- Tenía la voz algo ronca...vaya música más bonita que era para mis oídos…

Se separó de mí y repentinamente se dio la vuelta. Me echó una última vista con un ademán para que lo siguiese. 

Dejé de quedarme embobada y pegué un pequeño salto sobre mi lugar hasta acercarme a él. 

Veía todo en él. Su mano se veía tan perfecta desde mi lugar que no pensé ni dos veces en tomarla. 

Agarré su meñique hasta tomarlo con mi mano. Torné mi vista a Levi, este me veía como nunca. 

Hay expresiones de él que nunca sabré descifrar; está es una de ellas. 

Tiene las mejillas algo coloradas y puedo ver como esboza una pequeña sonrisa. Sin duda, me gustaría ver este mismo rostro todas las mañanas. 

Se ve tan perfecto y singular a la vez. 

Sus ojos grisáceos destacan ante todo, y eso hace que la mayoría de mis mariposas, bueno, todas las que siento cuando estoy con él, no dejen de volar sin un final determinado. 

Levi es un invierno lleno de mariposas. 

Salimos de aquel despacho. 

Todo pareció estar como cuando entramos. 

Se escuchaba a la gente hablar alto más allá de la pared, por lo cual Levi tenía razón. Así que no debía preocuparme; de todas formas tampoco me llegaría a importar mucho. 

Era un simple pomo que él tomaría y volveríamos a salir delante de los servicios. 

Miles de preguntas, dudas y mentiras se me ocurrían para decirle a Sasha y a Connie. Pero eso no quitaba que estuviera más nerviosa de lo normal. 

 𝐖𝐢𝐬𝐡𝐞𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora