𝐖𝐢𝐬𝐡𝐞𝐬 | 𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐀𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧

30. Ella y yo.

Los días habían pasado desde entonces. Ella al fin podía encontrar algo de paz en su mente inquieta.

Dejar a atrás algo que no funcionó y convertirlo en el presente, algo para el futuro.
Jean se había convertido, había sido, y lo será, alguien que roce su alma con facilidad, no lo duda.

Desde aquel día, pudo volver a ver a Levi, las clases se le complicaron y con ellos los trabajos.
Volvió a salir con Jean, volvió a reír con Sasha, volvió a bailar con Connie. Todo era volver a la vida de universitaria que llevaba, todo.

Cuando ella estaba con él, era vivir en otro mundo, tener otra vida.

Vivía en dos vidas diferentes y a la vez, todo era tan complicado.
Era como intentar tener la luna y el sol juntos, por un tiempo largo.

Así lo sentía ella, queriendo vivir en las estrellas.
Queriendo ver dos vidas diferentes, el sol y la luna.

Y dios, lo que pensaba en él, era su perdición. ¿Cómo pudo amar tanto a una persona? Que llegó tan pronto como el tren en las mañanas, o como el desayuno que su madre le preparaba nada más levantarse.
Tal vez como las estrellas fugaces...

Como lo quería, y lo quería como se debe.
Lo quería con amor, no con obsesión.

Las noches que pensó en él, en querer tenerlo cerca. Rodearle con sus abrazos, sentirse cómoda y en casa.

Sentirse en casa.

Ella, cual mujer, quiso expresar su amor incondicional al azabache.
Él, cual hombre...tal vez...¿quién sabe? ¿Se lo dijo antes? ¿Él le dijo algo?

Él le quiere más que ella a él,
pero, mujer mía, tú no lo sabes bien...

Él te ama desde hace mucho tiempo, más del que te imaginas...

Narra Levi:

El tiempo había pasado.
Supe poco de ella. Sé que consiguió estar al dia de sus clases y poder volver a su horario, fue lo único.

—¿Y volverás con ella? ¡Vamos que estabais genial aquí!— Decía Hange apoyando sus codos sobre la mesa de su restaurante.

—Recuerda que ella tiene sus clases.— Apoyaba mi espalda sobre el respaldo.

—¿Cuántos años dijiste que tenía?—Dirigí mi vista hacia la castaña a tal pregunta.

—Está por sus veinte...— Cambié mi vista a la ventana.

—Qué jovencita...¡igual la edad es solo mental!— Suspiró.— ¿Qué ha pasado con vosotros dos? La primera vez que la trajiste la conociste ese mismo día, ¿recuerdas?— Miré a Hange.— ¡Ya se que exactamente no! Ya sé que ya le conocías desde hace tiempo...por cierto, ¿ya se lo dijiste?— Moví mi cabeza de un lado a otro queriendo decir que no.— ¿Se lo dirás?