Capítulo 2

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Salgo de la universidad, y decido antes de llegar a casa pasar por el supermercado para comprar un par de cosas que me faltan.

Opto por coger algo de verduras frescas pues, aunque me guste comer todo lo que engorda, hay que cuidarse.

Según llego a la caja, me quito los cascos para poder escuchar al dependiente.

—Serán 15 euros— según la escucho al darme cuenta de que se me ha olvidado el efectivo en casa, opto por sacar la tarjeta de crédito.

La paso por el lector, pero comienza a sonar un ruido raro.

—¿Pasa algo? — pregunto, sin entender la procedencia de ese extraño sonido.

—Vamos a volver a intentarlo, parece un error.

La vuelvo a pasar, pero no da resultado.

—Lo siento, pero al parecer tu tarjeta esta rechazada.

—Pero eso es imposible—contesto.

—Es lo que me aparece aquí. ¿Tiene otra tarjeta? ¿O va a pagar en efectivo?

Bufo al escucharla, no entiendo que le pasa a mi tarjeta, y no tengo ni un euro más.

—No tengo nada más encima. Tendré que devolverlo todo y hablar con el banco, lo siento.

—No te preocupes.

Salgo del supermercado con la cabeza agachada de la vergüenza, estaba todo el mundo mirándome. No entiendo lo que estaba pasando, si se suponía que tenía algo de dinero del mes si mis cálculos no me fallaban, además de que el otro día ingresé las propinas que gané.

Vuelvo a ponerme los cascos, para distraerme mientras me dirijo a mi siguiente destino.

Una vez que llego, observo que hay cola, por lo que saco mi número para que me atiendan y espero sentada.

Mientras tanto no puedo evitar mover mi pierna de los nervios que tengo, pues tiene que ser un error, pero aun así no puedo evitar ser impaciente.

Cuando mi número y el mostrador que se me ha sido asignado aparece en pantalla, me levanto corriendo.

—Blair, que sorpresa. Qué haces aquí, si viniste ayer.

—He ido a comprar— saco la tarjeta de crédito— y me la han rechazado.

—Vale, déjame mirar.

Mientras teclea unas cosas en el ordenador, no puedo evitar mirarle fijamente, para ver si uno de sus rasgos puede indicarme sorpresa u otra cosa, que me sirva para poder calmarme.

—Mira, ahora mismo yo no te puedo ayudar, tienes que ir a ver a mi supervisor quien es el que puede ver en profundidad tus cuentas. Yo he intentado desbloquear la tarjeta, pero no puedo. Te saco número y esperas en la sala ¿Vale?

—Pero no es nada grabe ¿no?

—Tu estate tranquila. — me sonríe antes de que me levante de la silla.

Sigo sus indicaciones al pie de la letra.

Transcurren 30 minutos de nerviosismo hasta que por fin me llaman a un despacho.

Entro, cerrando la puerta para sentarme en frente del hombre que se encuentra a escasos metros de mi.

—Señorita Walker, perdone por la tardanza. Mi nombre es Alfonso, ¿En que puedo ayudarla?

—Buenos días, me gustaría saber porque no funciona mi tarjeta de crédito. Esta mañana he ido a comprar y me la han rechazado.

—Déjeme ver su historial, y vamos a buscar el origen del problema.

Placer OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora