Capítulo 31

6.3K 564 46
                                        

Blair

La luz de la mañana inunda mi rostro provocando que mi cuerpo se gire del lado contrario de la cama con la intención de dormir un poco más. Pero el despertador que se encuentra en mi mesita de noche comienza a sonar, provocando que mis horas de paz y de sueño lleguen a su fin.

Según soy capaz de abrir mis ojos y de estirar mi cuerpo, me meto directamente en la ducha. Dejo al principio que el agua fría corra, hasta que meto la mano y noto el agua que comienza a templarse. Me meto debajo de la alcachofa intentando poder relajarme tanto física como psicológicamente.

Después de lo de anoche, conseguí dormirme, pero principalmente fue por cansancio. Las palabras de Lulú aún siguen rondando una y otra vez por mi cabeza. Al principio me reía porque me parecía la cosa más estúpida del mundo, pero ahora que lo estoy reflexionando detenidamente, no lo veo tan mal.

Tengo que dejar de pensar en lo que me gusta, y en lo que realmente necesito. ¿Odio hacer deporte? Si, nunca lo he hecho y no me lo había planeado antes. ¿Lo necesito si quiero salir de aquí? Totalmente si. Mi cabeza comienza a funcionar descubriendo el objetivo de Lulú con esto.

Si consigo que alguien me entrene, puedo defenderme en este tipo de situaciones, pero no solo eso, si realmente me centro podré coger algo más de fuerza e incluso existe la posibilidad de poder escapar de aquí con Lulú. Definitivamente hay más aspectos positivos que negativos con mi simple vaguería de hacer esfuerzo físico.

Nunca pensé que diría esto, pero quiero comenzar a entrenar. Y el primer paso que tengo que hacer es hablar con Alexander. Realmente no le tendría que pedir permiso, porque esta es mi decisión y no me va a hacer cambiar de opinión. Pero si consigo de que me entrene él y en el algún momento soy capaz de tirarle al suelo, cosa que lo dudo, significará que podré salir de aquí.

Con mis ideas ya claras y con mi autoestima bastante subida, apago el agua de la ducha y me dedico a secarme y arreglarme para bajar. Tengo que ser rápida porque aun tengo que desayunar y antes de ir a trabajar necesito hablar con él.

Me aseguro de que la habitación este organizada, y cuando lo reviso salgo de ella para ir a la cocina lo más rápido que puedo. Cuando llego, como siempre encuentro a Alice terminando de preparar todo, me fijo en la mesa y frunzo el ceño al ver solo cubiertos para una sola persona.

—¿Y Alexander? — no puedo evitar quedar sorprendida ante la cara de sorpresa de Alice ante mi pregunta.

—¿Por qué lo preguntas?

—Necesito hablar con él, antes de irme a trabajar. — sigue mirándome con mala cara.

—No creo que ahora mismo sea el mejor momento.

Intento pensar las razones por las cuales me podría decir eso. Es imposible que me este mintiendo, no gana nada engañándome de esa forma, pero no quiere que hable con él ahora ¿porque?

—He dicho que no y punto Rebeca—mi mente se para cuando escucho ese grito.

Me quedo de pie mirando con los ojos abiertos a Alice, estoy casi segura de que esa era la voz de Alexander. Pero no en un tono cordial, sino que sonaba bastante por no decir muy cabreado ¿a caso era eso a lo que se refería Alice?

—¿Esta Rebeca aquí? — pregunto confusa de haber escuchado su nombre.

—Niña tienes que comer si no llegarás tarde a trabajar.

—Te he hecho una pregunta— la recrimino sin moverme de mi posición.

—Y yo no te la voy a responder, porque no puedo. Si eres lista, me harás caso, te quedarás callada y no harás más preguntas. — tras esas palabras se marcha de la cocina dejándome a mi completamente sola.

Placer OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora