En la vida nos podemos encontrar en diferentes situaciones, unas más ideales que otras. Cuando una persona se encuentra en una situación jodida, da igual si eres optimista o pesimista, si estas jodido estas jodido, no puedes ocultar o maquillar la realidad.
¿Pero, y la situación en la que me encuentro yo? No es solo pésima, sino que es horrible.
No es solo el simple hecho de que me encuentro escondida debajo de la cama de mi padre, con la misión de robar. Sino que tambien tengo que esperar a que la vida me traiga algo de suerte para que un mafioso al cual le debo dinero no me pille con su hermano.
A esta idílica situación tengo que añadir, la conversación de anoche, donde me preguntó que es lo que tramaba con su hermano.
Yo con su hermano no oculto nada, ni si quiera llego a comprender porque narices me ayuda. Si hubiese escogido alejarme lo más posible de él, no estaría metida en este lío.
Tengo que separarme de esta familia lo antes posible.
—Revisar de que no hay nadie por la casa— dice Alexander.
Según comienzan a escucharse unos pasos, Kaiden rápidamente posa sus manos en mis caderas y junta nuestros cuerpos empujando mi espalda a la pared para alejarnos lo máximo posible del peligro.
El pánico comienza a entrar en mi cuerpo, noto como el aire se queda estancado en mis pulmones y no avanza. Debido a los últimos acontecimientos no puedo evitar ponerme así, cuando un hombre posa una mano en ciertas zonas mi mente automáticamente me transporta a años atrás.
Cierro los ojos intentando que mi mente no me juegue malas pasadas, sin poner impedimento alguno una lágrima cae sobre mi rostro y automáticamente las manos que antes tenía en mis caderas, dejo de sentirlas.
Aun intentando concentrarme, siento el tacto de una mano en mi rostro, limpiando con la yema de sus dedos el rastro de la lágrima caída, de forma lenta, mis párpados comienzan a abrirse observando a Kaiden.
Por un momento se me había olvidado completamente en la situación en la que estábamos.
Unos pasos que escucho de fondo hacen que vuelva a la cruda realidad en la que me ha tocado vivir. Kaiden posa un dedo en medio de sus labios en señal de que no haga ruido.
El sonido de los zapatos cada vez se escucha con mayor claridad y frecuencia, hasta que desde el pequeño hueco que hay del suelo a la colcha de la cama veo como la luz se enciende, provocando que la respiración se me vuelva a cortar y el miedo se apodere de mi.
Pero ahí esta Kaiden, aún con sus dedos en mi rostro dibujando círculos en mis pómulos, provocando que en mi comience a extenderse una tranquilidad que había desvanecido por el miedo.
Mi mirada se desvía del hueco con la sombra de unos zapatos a sus ojos, una combinación de verde y marrón, que son capaz de transportarme a un inmerso bosque, en el cual soy capaz de desaparecer y nadie se daría cuenta.
—Jefe— dice una voz grave masculina.
Me quedo parada, sin mover ni un músculo de mi cuerpo, con el miedo volviéndose a apoderar de mi con el pensamiento de que nos han pillado.
—No hay nadie, estamos solos— no puedo evitar volver a respirar según escucho eso, no me había dado cuenta de que había dejado de hacerlo.
—Perfecto— por la claridad de la voz, tengo la sensación de que Alexander se encuentra en la misma habitación que nosotros— Revisad los armarios, no me sorprendería que estuviese escondido ahí el dinero.
Kaiden y yo no decimos nada, lo único que mi oído me permite distinguir es el sonido de unas puertas abriéndose y el de madera rota.
—Nunca cambian— comenta Alexander antes de escuchar unos pasos.
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Placer Oscuro
RomantikLibro I - Duología Oscuridad Blair Walker lleva sufriendo durante toda su vida. Con 21 años, trabajando desde hace 4 como stripper y ahora estudiando. Lo que menos se hubiese esperado es que su padre la vendiese al igual que lo hizo su madre años...