Silencio.
Es lo único que soy capaz de escuchar, ni el ruido de las aves volar, ni el del viento soplar provocando que los árboles se muevan. Parece que todo está congelado en el tiempo, pero las cosas no son lo que parece, pues los segundos están transcurriendo.
El sol comienza a iluminar el extenso jardín, los rayos del sol comienzan a expandirse por todos los rincones. El cielo deja de estar totalmente oscuro y comienza a aclararse por los rayos de sol que comienzan a penetrar por el este.
Es irónico que hasta en la propia tierra se pueda salir de ese trance de oscuridad. Por las noches la oscuridad abarca cada rincón, dando vida a las criaturas de la oscuridad. En cambio, con los primeros rayos del alba, el cielo va transformando sus colores desde tonalidades anaranjadas hasta que el azul cielo se expanda al completo.
La vida te manda este tipo de señales para demostrar la posibilidad de salir de ese abismo oscuro, pero la verdad es que no es así de sencillo.
Las personas dicen que una vez que superas ese abismo, todo fluirá de la manera correcta. ¿Qué sucede cuando el abismo vuelve a apoderarse de ti? Supuestamente una vez que lo tienes superado nada te puede hacer volver atrás, pero eso es una mentira.
El sonido de las bisagras de la puerta delatan que hay alguien que ha entrado a la habitación en la que me encuentro, no le presto la más mínima atención. Mi rostro se mantiene firme observando como el sol comienza a abarcar todo.
El ruido de unos zapatos contra el suelo cada vez más cercanos a mi, me indican que esa persona se aproxima a mi dirección. Un olor demasiado familiar comienza a inundar mis fosas nasales, dándome una pista de quien ha entrado a la habitación.
—Deberías estar descansando. — la voz dulce de Hunt se hace eco por toda la habitación.
—No tengo sueño— tras mis palabras un suspiro sale de su boca.
Hunt se mueve posicionándose justo enfrente mía, impidiendo que siga admirando el paisaje. Alzo la vista hacia su rostro y observo cómo cambia su posición para ponerse a mi altura.
—No puedes estar así, necesitas comer Olimpia.
—Ni se te ocurra llamarme así— le interrumpo rápidamente.
Me da igual que sea mi verdadero nombre, estoy harta, cansada y agotada de todo mi pasado que lo único que me ha traído es dolor y sufrimiento.
Se lleva las manos a su cabello cerrando sus ojos, para después abrirlos y mirarme con un rostro de serenidad, aunque detrás de esa máscara se que existe otro sentimiento.
—Perdón— dice en susurro— ¿Me preocupo por ti, sabes?
—Nadie te lo ha pedido.
—No puedes estar matándote de esta forma— veo un signo de preocupación en esos ojos azules iguales que los míos— Hace una semana que te operaron del estómago Blair, perdiste sangre y necesitas comer.
—No tengo hambre.
Un silencio inunda la habitación, ninguno de los dos abre la boca para formular palabras, porque no hay más que decir.
Alzo la vista y ya puedo ver que el sol prácticamente ha salido de su posición previa, iluminando y creando sombras en la naturaleza. Lo que antes era oscuro ahora es un brillo de luz.
—Se que no hemos hablado de esto— mi vista se vuelve a centrar en mi primo— pero tenemos que hacerlo. Soy consciente que necesitas recuperarte de todo y estaré apoyándote hasta el final, pero necesito hacerte una pregunta. ¿Quieres dejar todo atrás?— Hay un silencio en la habitación por un par de segundos— Si escoges esta opción no estarás sola, Jackson se quedará contigo y yo estaré para lo que necesites.
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Placer Oscuro
RomansaLibro I - Duología Oscuridad Blair Walker lleva sufriendo durante toda su vida. Con 21 años, trabajando desde hace 4 como stripper y ahora estudiando. Lo que menos se hubiese esperado es que su padre la vendiese al igual que lo hizo su madre años...