Capítulo 32

6K 498 37
                                    

Blair

Los días pasan rápidamente para mi favor, a penas me da tiempo a pararme a pensar en nada. Me levanto directa a trabajar, y me vuelco completamente en el trabajo con el desfile y el viaje a París que me tienen completamente ocupada.

El desfile consiste en que la empresa crea diseños exclusivos que se pondrán a la venta pero solo las personas que asistirán serán capaces de comprarlo, además de que el precio de las entradas irá destinada a una organización benéfica. Por lo que ha sido mucho trabajo tanto enviando todas las invitaciones a las personas concretas y organizando todo.

Esta semana según llegaba a casa no me daba tiempo ni de tumbarme en la cama a descansar porque ya tenía a Alexander recordándome que tenía entrenamiento.

¿Me ha entrenado él? El primer día, pero ni si quiera lo puedo definir como aprender a entrenar porque me pase una hora y media haciendo cardio, ejercicios de piernas y de brazos. El resto de los días me ha estado entrenando otro hombre, no hemos tenido mucho tiempo de hablar, pero con las cuatro palabras que hemos intercambiados parece un chico majo.

Además de que cada vez que comenzábamos a hablar de la nada aparecía Alexander, es mucha coincidencia, pero no le voy a echar en cara nada, no ahora que estoy en un momento clave.

Alzo la vista y observo el reloj que se encuentra en mi despacho, ya es tarde, me he pasado la mañana revisando papeles y haciendo llamadas telefónicas para que asegurar que todo esta listo. Porque supuestamente todos viajamos mañana a París, y yo incluida, aunque todavía no he hablado con Alexander sobre ello.

Termino de recoger mi despacho, colocando todos los papeles en sus respectivas bandejas y apago el ordenador. Antes de salir por la puerta, me giro para observar que esta todo listo y con el bolso sobre mis hombros, cierro la puerta.

No intento ir al despacho de Rebeca porque se ha ido antes que yo, ya que iba a revisar que los vestidos y todo estuviesen bien preparados. Así que como tengo su móvil, me tomo un segundo en escribirla que todo esta listo para mañana y que me marcho a casa.

Una vez que la mando el mensaje me dirijo hacia el ascensor, y cuando este me deja en la planta baja, nada más andar dos pasos ya puedo ver el coche listo y un hombre esperándome. Sin rechistar ni nada, me adentro y me siento, concentrándome en el paisaje.

Como durante toda esta semana, una vez que salgo del coche entro en la casa y voy directa hacia mi habitación para poder cambiarme, pero nada más pisar un pie adentro me quedo quieta.

Mis ojos le hacen un recorrido completo, comenzando desde sus pies, subiendo por su pantalón de deporte, para luego quedar embobada con la camiseta de manga corta que le queda como si fuese su segunda piel. Para luego finalmente llegar a ese rostro y a esos ojos que son capaces de llevarme a un inmenso bosque.

—¿Qué haces aquí Kaiden? — suelto lo primero que puedo decir tras verle a dentro de la casa.

—Buenas tardes, Blair, ¿qué tal estas?

—Te he hecho una pregunta Kaiden.

—Si lo preguntas por mi hermano, él no esta. Me he enterado de que estabas entrenando, y le he dicho a tu entrenador que no hacia falta que viniese.

—Yo quiero entrenar. — mi cabeza no puede creer que haya sido capaz de quitarme esto que es lo único que me mantiene convida ahora mismo.

—Y lo harás. Pero conmigo. — su mirada se queda puesta en mis ojos claramente buscando alguna respuesta, pero creo que es evidente la sorpresa que me acabo de llevar.

—Yo no quiero problemas...

—Y no los tendremos. — dice interrumpiéndome para evitar que suelte alguna excusa.

Placer OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora