Blair
Ese color de ojos que me lleva a un inmenso y profundo océano, mis ojos se desvían un poco más abajo hasta llegar a esos labios que se estiran levemente formando una sonrisa. Intento que mi cabeza no me lleve a escenarios inexistentes, sin pensar en ninguna otra opción uno nuestras manos.
Alexander da un paso para atrás para permitirme levantarme. Según me levanto, no tiene el más mínimo cuidado en ocultar que comienza a desviar su mirada por cada fibra de mi cuerpo.
No estoy acostumbrada a que me miren de arriba abajo, tampoco lo estoy de ir tan desnuda. Un top blanco sin tirantes y una falda blanca que se ciñe a cada fibra de mi cuerpo, acompañado con unos tacones del mismo color que las prendas. Es lo único que he visto con lo que me podía sentir cómoda.
En todos los años que llevo con vida, nunca me he comprado algo semejante, a penas suelo ponerme vestidos o faldas si no es porque tengo que bailar en el trabajo. Pero que tenga que ir medio desnuda por esos pasillos no significa que me sienta cómoda.
—Estoy sorprendido de la ropa que has escogido— dice aún sin eliminar la pequeña sonrisa de su rostro.
—¿A caso tengo opción de escoger las prendas que quiero llevar? — se la respuesta a mi pregunta, pero necesito escucharla porque ni mi cuerpo y mente asimilan este giro que ha pegado mi vida.
Ahora mismo no soy libre, nunca lo he sido, siempre he estado atada a las acciones de los que me engendraron, la pregunta es ¿Cuándo podré vivir sin preocupaciones? ¿Cuándo podre ser feliz? ¿A caso la felicidad es algo inalcanzable?
Se supone que los seres humanos nacimos con un solo objetivo, ser felices, cada uno de nosotros lo alcanza en alguna etapa de nuestras vidas. Si ser feliz es todo lo que he vivido, estoy cansada de ello.
La felicidad solo me ha traído sufrimiento, y no quiero experimentarlo más.
—No.
Y con una palabra tan simple un chute de realidad comienza a aflorar en mi. Pero no voy a dejar que el miedo fluya por mis venas.
Vivo con alguien que dirige la mafia, el miedo y la tristeza tienen que dejar de existir en mi cuerpo. Debo de afrontar esta situación con valentía si quiero salir de aquí con vida.
—Vayamos a la mesa, sino la cena se nos quedará fría— no me había dado cuenta de ello pues estaba sumida en mis pensamientos, mi mirada seguía en esos ojos azules que van a comenzar a ser el motivo de mis pesadillas.
Asiento ante sus palabras y nos movemos en sincronía hasta llegar a la mesa, él separa su mano de la mía para ponerse detrás de una silla y moverla para atrás. Observo que se queda parado en esa posición mirándome fijamente.
—Por ser de la mafia no pienses que no puedo ser un caballero.
Opto por no responderle porque a pesar de que físicamente llame la atención de cualquier chica, nunca podré clasificarle como caballero. Para no cagarla con mis palabras, mis piernas se mueven y me siento en la silla que agarra entre sus manos.
Antes de que pueda actuar muevo la silla para acercarme más a la mesa, no le voy a dar el lujo de que piense que soy una muñeca a la cual puede vestir y ordenar a su gusto.
Tarda un par de segundos en procesar mis acciones y en comenzar a andar hasta la silla que se encuentra a mi derecha. Toda la mesa esta completamente vacía, excepto en el pequeño esquinazo en el que nos encontramos, Alexander se sienta a mi derecha, como si tuviese que presidir la mesa siempre. En cambio, yo me encuentro en una de las esquinas sin alejar mi mirada sobre él.

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Placer Oscuro
RomanceLibro I - Duología Oscuridad Blair Walker lleva sufriendo durante toda su vida. Con 21 años, trabajando desde hace 4 como stripper y ahora estudiando. Lo que menos se hubiese esperado es que su padre la vendiese al igual que lo hizo su madre años...