Capítulo 17

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Blair

Murmuros.

Es lo único que he sido capaz de escuchar desde que Kaiden salió huyendo de mi, dejándome con preguntas sin respuestas. Los cuales soy incapaz de descifrar.

El manillar de la puerta suena y todos mis sentidos se ponen en alerta debido a las últimas palabras de Kaiden. Una sombra comienza a acercarse cada vez más a mi, entrando finalmente en la habitación.

Cuando soy capaz de verla al completo un alivio se escapa de entre mis labios. La doctora.

—Hola Blair, ¿Cómo te encuentras querida? —me pregunta agarrando fuerte un bloc de notas que lleva entre sus manos.

—Bien.

—Recuerda que si te encuentras mal, tienes nauseas o vómitos, tendrás que venir de urgencia aquí, si tienes un leve dolor en la cabeza es algo normal ¿Entendido? — asiento la cabeza— Genial, un placer y cuídate— dice esto último antes de irse.

Me quedo de nuevo en la habitación sorprendida por lo que acaba de pasar. ¿A caso he oído mal? Me ha parecido entenderla como si se estuviese despidiendo de mi, pero no puedo salir de aquí ¿O acaso ahora si que puedo?

Bastante confundida con la situación me levanto, pero al segundo se abre la puerta y Alexander aparece en mi campo de visión.

Como siempre lleva su camisa y pantalón negros puestos a la perfección, ambos de la misma tonalidad del color de su cabello. La camisa con dos botones de arriba desabrochados y mostrando algunos de los tatuajes que porta en su piel.

—¿Te gusta lo que ves? — me pregunta con una sonrisa en su boca.

Me doy una bofetada mental, para centrarme un poco y dejar de admirar el poco torso que me permite ver su camisa.

—¿Me puedo ir ya?

Una risa sale de sus labios, sus ojos se fijan en mí, sin desviar su atención en ningún momento.

—Ir te vas a ir. Pero conmigo. — dice esto último seguro de si mismo.

—¿Cómo?

—¿Pensabas que te iba a dar otra semana de pago? — niega con su cabeza con una leve sonrisa de las suyas— Las cosas bajo mi mando no funcionan así ratoncito. Lo que hago habitualmente no lo voy a hacer contigo, tendré una excepción. Puedes sentirte afortunada. Pero si no quieres que sea bueno, tú solo me lo tienes que decir y podemos hacer las cosas difíciles para ti y divertidas para mi.

Por una vez en mi vida quiero ser la excepción, porque se que no me dará una muerte limpia, y en el fondo de mi corazón tengo miedo a morir sin haber experimentado todo lo bueno de la vida.

—¿Me puedes dar ropa para cambiarme?

—Esa es la respuesta que tanto quería oír, enseguida te la darán y tienes 5 minutos para cambiarte.

Se gira y sus pasos se van hacia la puerta hasta desaparecer tras ella.

No me da tiempo a moverme cuando de nuevo la puerta se abre dando paso a otro hombre trajeado que, ni me mira, ni me dirige la palabra, simplemente entra para dejar sobre la cama una bolsa y se marcha.

Mi cabeza no tarda ni un segundo en pensar y mis pies se mueven hacia la cama, abro la bolsa que se ve completamente nueva y para mi sorpresa un olor dulce que inunda mis fosas nasales procede de ella.

Quito los papeles decorativos que hay según la abres para que no se vea su interior, y saco la prenda. Me quedo completamente parada observando el pequeño vestido que se encuentra entre mis manos. ¿Quién narices entra aquí? Esto parece como si fuese hecho para una niña de 10 años, yo no entro en él.

Placer OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora