Definitivamente esto no va como lo planee.
Para nada.-Oh... Y-yo,¡mira la hora! Ya deberíamos almorzar,¿no crees?-dije mirando mi inexistente reloj.
Minho sonrió y se alejó para terminar de cocinar.
Mientras, yo puse la mesa, aunque tuve que preguntar muchas veces donde se encontraba todo ya que era la primera vez que comía aquí.Luego de unos 15 minutos, ambos nos encontrábamos sentados en la mesa principal.
La comida se veía deliciosa.-Ten-dijo Minho sirviendo un poco en mi plato.
-Gracias-dije tomando los palillos para degustar lo que había cocinado.
Llevé el primer bocado a mi boca.
-¡Wow! Si que sabes cocinar,¡esto es delicioso! Vendré todos los días si me cocinas así-dije llenando mis mejillas con comida.
Minho me observó y sonrió.
-Entonces tendré que aprender nuevos platillos para mantenerte aquí-dijo sirviendose un poco.
Detuve mis movimientos.
-¿De verdad aprenderias nuevos platillos solo para que venga a comer aquí?
-Si,¿por qué no?
Sonreí y continué comiendo.
Al terminar de almorzar, levanté los trastes y comencé a limpiar lo que habíamos utilizado.
-No es necesario que limpies, eres un invitado-dijo Minho.
-Pero siento que debo hacer algo ya que tu cocinaste todo, de verdad no me molesta hacerlo.
-Bien, pero solo lava, puedo guardarlos más tarde.
Asenti y continué con mi tarea.
Estaba tan concentrado en lo que estaba haciendo que no noté a Minho detrás de mi.
Apoyó su barbilla en mi hombro justo como lo había hecho yo anteriormente.
Solo que no se detuvo allí.
Sentí sus manos a ambos lados de mi cintura, sosteniendome delicadamente.Mi respiración se entrecortó.
-¿Qué sucedió con Félix?¿esta bien?-habló junto a mi oído.
Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
¿Qué demonios me sucede?-U-uh, Félix está bien, me contó lo sucedido, teníamos razón, le gusta Hyunjin, y se confesó, pero no resultó bien-dije atento a cada uno de sus movimientos.
-Mmmm,¿y que hará?
-Probablemente se vaya a Busan una semana, dijo que quiere pensar en lo que sucedió y en lo que sucederá-dije enjuagando un vaso.
-Tiene sentido,¿tiene donde quedarse? Puedo decirle a mi primo si quieres.
-Oh no no, no te preocupes, su abuela vive allí.
-Oh bien,¿esto quiere decir que nos quedamos sin transporte para ir a la escuela?-preguntó.
-Exactamente, debemos tomar el autobús, a no ser que tengas algo más en mente-dije mientras me quitaba los guantes y los dejaba en el borde del fregadero.
-Pensaré en algo.
Apagué el agua y miré hacia abajo, donde sus manos descansaban sin esfuerzo en mi cintura.
-¿Me dejarás ir o nos quedaremos todo el día así?-pregunté aún mirando sus manos.
-¿Quieres que te deje ir? Me gusta más la segunda opción,¿a ti no?-dijo ajustando su agarre.
-Si...¡No! Agh, me haces las cosas difíciles-me giré para observarlo.
Oh dios.
No estaba preparado para esto.Minho se encontraba cerca.
Muy cerca.-¿Quieres que te deje ir?-preguntó acercándose peligrosamente hacia mi.
Sus ojos viajando por todo mi rostro ponían cada nervio de mi cuerpo alerta.
Tragué saliva.
-Dime Jisung, ¿qué es lo que quieres?-preguntó en un susurro.
En un abrir y cerrar de ojos corté la distancia.
Comenzando un beso que no sabía anhelaba tanto.Mis manos viajaron hasta su suave cabello, enterrandose en él, acercándolo más a mi.
Su agarre, antes flojo, era firme, pegando nuestros cuerpos sin dejar espacio.
Ni un alfiler podría caber entre nosotros.Estabamos tan enfrascados en nuestro pequeño mundo, que no notamos a las personas que se encontraban paradas a un par de metros de nosotros.
Oímos a alguien aclararse la garganta e inmediatamente nos separamos.
Los señores Lee nos observaban con una sonrisa.-Hola Jisung-dijo la señora Lee.
-H-hola-dije haciendo una pequeña reverencia y evitando el contacto visual.
-Hijo, no me molesta que hagan lo que sea que hagan, pero tienes tu habitación para ello-dijo el señor Lee negando con una pequeña sonrisa.
Minho rió y asintió.
-Lo lamento, ya nos vamos-dijo tirando de mi hacia la escalera.
Podría jurar que mis mejillas explotarian de lo calientes que las sentía.
Entramos a su cuarto y me acosté boca abajo en su cama.
-Quiero morir-dije con la cara enterrada en su almohada.
-Vamos no es para tanto-dijo Minho sentándose a mi lado.
Lo observé.
-¡Claro que lo es!¿Qué pensarán tus padres de mi? Que vergüenza.
-Mis padres te adoran, no debes preocuparte por ello-dijo pasando su mano por mi espalda.
-Aún así, no más besos mientras estemos en tu casa.
Minho detuvo sus movimientos.
-¡Eso no es justo! No me castigues a mi por lo que hacen mis padres-dijo haciendo un pequeño puchero.
Comencé a gritar.
-¡Oh dios!¡Es la primera vez que veo que haces esa expresión!¡Tan tierno! Es demasiado para mi, creo que moriré-dije apretando una de sus mejillas.
Minho comenzó a reír.
-¡No quería ser tierno! Se supone que estoy enojado.
Me senté y lo tomé del rostro.
-Bien, no te dejaré sin besos, eres muy tierno como para hacerte eso-dije sonriendo y abrazando la almohada.
Minho festejó y luego se recostó a mi lado.
-¿Qué quieres hacer?-preguntó.
-No tengo idea,¿tienes algo en mente?
-No realmente, ¡Oh! Debo contarte sobre Hyunjin, casi lo olvido-dijo.
-¡Cierto! Habla habla, tengo curiosidad.
-Bien, luego de que te fuiste, traté de llamarlo, pero nunca contestó, me preocupé, quizás le había ocurrido algo, así que fui hasta su casa, sus padres me dijeron que no estaba, así que mi preocupación aumentó como podrás imaginarte.
Asenti.
-Comencé a recorrer su vecindario, por las dudas, y terminé en una tienda, en realidad la tienda no es importante, si no lo que estaba fuera de ella, vi a dos personas hablando, sentadas fuera, contra las puertas cerradas-hizo una pequeña pausa y me observó.
-¿Por qué te detienes?¡Continúa!
-Me acerqué un poco y capté el aroma de Hyunjin, así que me relajé al saber que estaba bien, pero mi curiosidad hizo que intentara averiguar quien era la otra persona, así que me acerqué silenciosamente, o eso creo, hacia ellos.
-¿Y bien?¿Quién era?-pregunté impacientemente.
Minho suspiró.
-Yang Jeongin.

ESTÁS LEYENDO
The Scent Of Destiny
FanfictionAquél exquisito y dulce aroma me envolvió y penetró en lo más profundo de mis sentidos. Me desorientó. Me sedujo. Me enloqueció. El lobo en mi interior aullaba y gruñia. Estaba desesperado por salir y seguir aquella cautivadora esencia, y yo comenza...