XLIII

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—¡Al fin!¡No más exámenes! Mi cerebro lo agradece—dijo Hyunjin saliendo del salón.

—Mis ojos también—dijo Félix.

—Y mi espalda—dijo Minho estirándose.

—Ahora solo queda la feria y seremos libres,¿ya tienen todo preparado?—pregunté hacia Hyunjin y Félix.

Ambos asintieron.

—Debo perfeccionar algunos pasos pero si—respondió Félix mientras subía  al auto.

Hoy iríamos a almorzar a casa de Minho para festejar el fin de los exámenes.

—Aún me falta memorizar el final de la obra pero creo que un par de días podré lograrlo—dijo dando pequeños aplausos.

—Hablando de la obra,¿cómo va todo con Jeongin? No lo he visto últimamente—pregunté curioso.

—Sus exámenes aún no terminan y tiene mucho que hacer con el departamento de costura en el club, creo que aún tienen más de la mitad de disfraces por terminar, asi que ha estado muy ocupado—respondió el alto.

—¿Y estás bien con eso?—preguntó Minho.

Hyunjin se giró en el asiento de copiloto y lo miró extrañado.

—¿Por qué no lo estaría?

Minho rió un poco.

—Tiendes a molestarte cuando alguien no te presta atención—dijo simplemente.

La boca de Hyunjin se abrió con indignación y sus cejas se fruncieron.

—¡No lo hago! Soy muy paciente—respondió.

El auto quedó en silencio.
La mirada de Hyunjin se paseaba por todos nuestros rostros.

—En la mañana te molestaste porque ninguno te contestaba—dijo Félix.

—¡Ninguno me hablaba!¿Cómo se supone que reaccione?

—Estabamos en medio de un exámen Hyunjin—respondí.

La boca del mas alto se abría y cerraba buscando una excusa.
Finalmente se cruzó de brazos y se hundió en el asiento.

—Bien, ustedes ganan—dijo haciendo un pequeño puchero.

El auto se llenó de risas.

Al llegar a casa de Minho, bajamos del auto apresuradamente ya que teníamos demasiada hambre.

—Esperen,¿quién cocina?—preguntó Hyunjin mirando alrededor.

Cierto...ninguno de nosotros sabe cocinar.

—Yo lo hago—habló Minho.

Había olvidado que el si sabe.

—No nos matarás,¿cierto?—preguntó Félix frunciendo el ceño.

Lo miré mal.

—Mi novio si sabe cocinar, si se mueren va a ser por otros medios—dije sonriendo de lado.

—Bueno pero no hacía falta amenazarnos—respondió el pecoso.

Lo ignoré y me giré hacia Minho.

—¿En que puedo ayudarte?—pregunté con una sonrisa.

Hyunjin y Félix pusieron la mesa y le pidieron permiso a Minho para jugar con la consola mientras esperaban para comer.

—Jisungie, pásame la sal por favor—pidió Minho mientras revolvía algo en una pequeña olla.

Me dirigí hacia una de las alacenas y la abrí de par en par, la escanee con la mirada hasta que encontré el pequeño frasco.

The Scent Of DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora