XXXIX

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Mi respiración parecía haber desaparecido, esfumándose en el aire.
Sentí que alguien tomaba mi mano pero mi mente estaba demasiado ocupada en procesar lo que estaba sucediendo como para preocuparme en averiguar quien era.

Observé a mi primo quien tenía una sonrisa en el rostro mientras prácticamente se colgaba del brazo de su novio.
Jeno por su parte tenía su mirada clavada en mi, incluso tenía una pequeña sonrisa.
Su mirada se desvió hacia abajo.
La seguí con curiosidad.

No debería haberlo hecho.

Jeno lucía, casi con orgullo podría decir, la misma camisa que Seungmin llevaba puesta cuando los descubrí engañandome.
La misma que le había regalado.

No puedo hacer esto.

Volví sobre mis pasos, alejándome de la sofocante multitud.
Algunos me observaron confundidos, pero no me importó.
Solo necesitaba escapar de allí.

Volví al jardín y me senté en uno de los pequeños bancos que había alrededor de todo el lugar.

Intenté concentrarme en otra cosa mientras respiraba hondo.
Poco a poco mi respiración volvió a la normalidad y el pequeño temblor en mis manos se detuvo.

Minho se acercó a mi.

—¿Te sientes mejor?—preguntó sentándose junto a mi.

—Si, no, no lo sé—respondí tomándome la cabeza con las manos.

—Podemos irnos si quieres, tengo dinero, estoy seguro que los autobuses aun pasan por aquí cerca—dijo mientras acariciaba mi espalda en un intento de consolarme.

—No, debo quedarme, esta cena es importante para mí abuelo, no puedo irme.

—Haz como creas mejor, te acompañare en lo que decidas Jisungie.

Sonreí.

—No se que hice para merecer a alguien como tu en mi vida.

—Definitivamente dios te ama—bromeó.

Reí y negué con la cabeza.

Minho se paró y me ofreció su mano.

—Ven, puedes hacerlo, estaré a tu lado si me necesitas.

Tomé su mano y la apreté levemente.

—Gracias.

Caminamos de nuevo hacia la casa.
Cuando nos adentramos al comedor ya toda mi familia se encontraba sentada.

Mierda.
Lo había olvidado.

Es una costumbre nuestra sentarnos de acuerdo a las edades, por eso mi abuelo se encuentra en el extremo izquierdo de la mesa y los más pequeños en el extremo derecho.
Lo que significa que debemos sentarnos cerca de Seungmin y Jeno.

Suspiré y tiré de Minho hacia nuestros lugares.
Una vez que nos acomodamos, comenzamos a comer.
Rápidamente el cuarto se lleno de risas y gritos y llantos por parte de los más pequeños.

Intentaba no prestar atención a las dos personas sentadas frente a mi.
Podía sentir sus miradas clavadas en mi y Minho.

—¡Mami! No puedo cortar mi carne—escuché decir a Hyori.

Observé a mi tía pero se encontraba ocupada hablando con mi madre.

Suspiré y moví mi silla hacia atrás para levantarme y ayudar a mi prima, pero Seungmin me detuvo.

—No te molestes, yo puedo ir—dijo.

Me encogi de hombros y lo observé.

Seungmin se acercó a Hyori con una sonrisa pero la niña lo miró con mala cara y le tiró con un pedazo de pan.

The Scent Of DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora