XLVII

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Todo se había derrumbado.
Aquello que habíamos construido con tanta paciencia y tiempo, se encontraba en ruinas.
Era como ver aquél castillo de arena que uno tanto se había esforzado en construir destruido por una repentina ola.
¿Cómo es posible que una sola persona pueda destruir tanto en tan poco?

Unas horas antes.

Pov Minho.

El coche de Felix se encontraba lleno.
Hyunjin, Felix, Seungmin, Jeongin y yo nos moviamos a toda velocidad por las desoladas calles de nuestra ciudad.

Observé por la ventana.
No podía evitar pensar en Jisung.
No se si se encuentra bien.
Si esta herido o no.
Y me estaba volviendo loco.

Pasé las manos por mi cabello con frustración.

—¿Falta mucho? —pregunté por tercera vez consecutiva.

Felix bufó.

—Si preguntas una vez más juro por dios que detengo el auto y te dejo a tu suerte, ya casi llegamos Minho —respondió el peligris desde el asiento de conductor.

—Jeno no lo lastimará —. Escuché susurar a Seungmin a mi lado.

Lo observé con incredulidad.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? —pregunté.

Seungmin bajó la mirada.

—Porque yo se lo que esta haciendo.

Sentí cada músculo de mi cuerpo tensarse.

—¿Lo sabes?

El asintió pero no dijo una palabra, lo cual solo sirvió para crispar mis nervios aún más.

—Siento lo de antes, no era mi intención lastimarte o asustarte —dije jugando con mis pulgares.

—Esta bien, no es la primera vez que —se interrumpió abruptamente y suspiró—no importa, esta bien, entiendo que estes preocupado por Jisung.

Lo observé por el rabillo del ojo.
Se notaba a millas que quería seguir hablando, decirme algo, pero en su lugar cerró la boca con fuerza y desvió la mirada.

De alguna manera sus palabras habían calmado un poco aquella asquerosa sensación en mi estómago.
Si el decía que no le pasaría nada a Jisung, debía intentar confiar.

Giramos en una calle no tan transitada y Felix detuvo el auto.

—Es aquí.

Abrí la puerta y sin pensarlo salí en dirección al único edificio en estado de abandono, Hyunjin había dicho que solía ser una cafetería pero había cerrado hace algunos años, asi que deducí que debía ser allí.

Busqué una entrada con la vista pero no lograba encontrar nada.
La puerta principal y ventanas estaban tapadas con maderas y no había espacios lo suficientemente grandes para que una persona pasara.

—Por aquí —dijo Hyunjin caminando hacia un lado del edificio.

Lo seguí y vi lo que supongo en algún momento fue la puerta de servicio.

—Esperen aquí —dije tomando a Hyunjin del hombro.

—Pero, ¡Hyung! —reclamó el más alto.

—Pero nada, soy yo quien debe entrar, ustedes esperen aquí por si necesito ayuda, y alguien debería quedarse con Seungmin, no creo que se encuentre bien — dije girándome para ver al omega que no había bajado del auto.

Felix suspiró y se tomó el puente de la nariz.

—Bien, pero si ocurre algo, grita, y lo digo de verdad, no intentes jugar al héroe.

Asentí y me giré para dirigirme hacia la entrada.
Sentía la sangre palpitar en mis oídos con cada paso que daba.
La punta de mis dedos hormigueaba, y la sensación no se iba sin importar cuantas veces abriera y cerrara la mano.

Me encorvé un poco para pasar debajo de la madera que cubría la parte superior de la puerta y finalmente había llegado.

Inmediatamente dos figuras captaron mi atención.

—¿Jisung?

El menor giró su cabeza levemente hacia mi dirección ante la mención de su nombre pero no tuvo reacción alguna.

—Me preguntaba cuando aparecerias, a fin de cuentas no eres tan tonto como creía, me sorprendes Minho —dijo Jeno mientras se levantaba del sucio asiento para acercarse a mi.

—No estoy de humor para tus estupideces, ¿qué le hiciste a Jisung? —pregunté lo más calmado posible.

Jeno abrió los ojos e hizo una falsa expresión de sorpresa.

—¿Yo? Yo no le hice nada, pero, ¿sabes? Deberías pensar en que has hecho tú, quizás eso te sea más fácil —dijo a centímetros de mi rostro para luego caminar junto a mi.

Lo tomé del brazo y lo arrinconé contra una pequeña barra llena de sucias cajas.

Jeno sonrió.

—Estas cavando tu propia tumba, Lee —. Sus ojos se desviaron hacia mi derecha con diversión.

Me giré confundido y mi mundo se detuvo.

Jisung me observaba desde el mismo lugar en el que lo había encontrado al llegar, pero su expresión habia cambiado, podía ver como pequeñas lágrimas caían por sus mejillas.

Inmediatamente solté a Jeno y me dirigí hacia él.

—¿Jisungie?¿Estas bien?¿Qué sucede?—intenté tomarle el rostro pero lo giró hacia el lado opuesto.

—¿Jisung?

Me observó de nuevo.
Pero sus ojos ya no eran los mismos.
Enojo y decepción flotaban en su retina y se disparaban hacía mi como filosas y peligrosas flechas, directo a mi corazón.

—Dime que no es cierto Minho, por favor dime que él me mintió, como lo ha hecho siempre, dímelo y lo creeré.

Lo observé aún más confundido.

—¿De que estas hablando Jisung? Dime por favor — rogué comenzando a desesperarme.

Jisung suspiró y se levantó, quedando frente a mi.

—Dime —comenzó a decir en voz baja— si es verdad que te salteaste un año por estar en la correccional de Gimpo.

Cada una de las fibras musculares de mi cuerpo se tensó.
El aire quedó atrapado en mis pulmones y mi cabeza comenzó a dar vueltas.

—Yo —intenté decir pero las palabras simplemente no salían.

Jisung dió un paso hacia mi.
Y yo retrocedí.

—Dime que es mentira que estuviste allí por consumo de drogas y peleas ilegales —. Dió otro paso hacia mi.

—Por favor, dime que es mentira Minho —. Y su voz se quebró.

Esto no puede estar pasando.
¿Esto es real?
¿Acaso no es uno de mis estúpidos sueños?

Observé el rostro de Jisung.
La palabra "Súplica" estaba estampada en el.

Negué.

—No puedo —susurré.

—Entiendo —respondió—¿tenías pensado decírmelo alguna vez? —preguntó.

Abrí la boca para responderle, pero ¿que debería decirle?
¿Quería decirle? No.
Era un secreto que quería llevarme a la tumba.
¿Debería mentirle? No.
No se que hacer.

Jisung esperaba una respuesta que no podía darle.

Mordió su labio inferior y caminó hacia la puerta.

—¿Sabes? —preguntó deteniendose bajo el marco de la salida — creía que podía confiar en ti, debería haberle hecho caso a mi cabeza, no fue buena idea acercarme a ti —dijo antes de dar tres pasos y desplomarse en el suelo.

The Scent Of DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora