The Scent Of Destiny

XLVIII

Pov Jisung.

El suave susurro de conversaciones a mi alrededor me dió la bienvenida al abrir mis ojos.

—¿Jisung?

Moví mi cabeza lentamente despegando la vista del oscuro techo de madera que tanto conocía hacia mi derecha y me encontré a Hyunjin sentado junto a mi.

—¿Qué pasó?—pregunté con voz ronca.

Hyunjin evitó mi ojos y suspiró.

—Pasaron muchas cosas Jisung, te las contaremos cuando te sientas mejor.

—Ya me siento mejor—respondí mientras intentaba sentarme pero mi cabeza comenzó a dar vueltas por el repentino movimiento.

Hyunjin rió levemente.

—Si claro, estas mucho mejor, dejame que te ayudo—dijo dejando la taza que tenía entre sus manos a un costado para luego ayudarme a sentarme.

Se oyeron un par de golpes en la puerta y una cabeza peligris se asomó detrás.

—Hola hannie—dijo Felix entrando a la habitación y dejando una pequeña bandeja con comida en la mesita junto a la cama.

Mi estómago se estrujó.
Vaya que tenía hambre.

—¿Cómo te sientes? Deberías comer algo—preguntó el pecoso mientras se sentaba junto a Hyunjin.

Suspiré.

—Lo haré si me cuentan que sucedió—dije cruzando mis brazos.

—Eres increible—dijo Hyunjin negando con una sonrisa en el rostro.

—Lo se, ahora, hablen—dije tomando la bandeja y dejandola sobre mi regazo.

—En realidad no sabemos mucho, Minho no nos dijo lo que sucedió dentro de la cafetería, estaba muy alterado porque te habías desmayado, nosotros nos quedamos afuera en caso de que suceda algo, te vimos salir y desplomarte en el suelo, creo que nunca corrí tan rápido—habló Felix.

—¿Tienes idea de por qué te desmayaste Jisung?—pregunto Hyunjin.

Por supuesto que lo sabía.
No se necesita ser un genio.

—Verán...—comencé. Les conté sobre los mensajes, Seungmin y Minho, Jeno y el pasado de Minho.

—Esto es más grande de lo que esperaba—dijo Felix tomandose el puente de la nariz.

—No me sorprende que Jeno esté detrás de todo esto, aunque no creí que fuese tan inteligente—dijo Hyunjin.

Me encogí de hombros.

—¿Y por qué te desmayaste?—preguntó Felix.

—Oh eso—rei nerviosamente miebtras jugaba con los palillos.

—¿Han?

Suspiré.

—Medesmayeporquenocomonadadesdeelalmuerzodeayer—dije rápidamente cerrando los ojos con fuerza.

—¡Han Jisung!—dijo Felix frunciendo el ceño y cruzando los brazos.

—¡Lo sé! Se que estuve mal, pero en verdad no podía comer, tan solo la idea de comida revolvía mi estómago—dije haciendo un pequeño puchero.

Felix suspiró.

—Bien, ya pasó, pero ahora tienes que comer Jisung.

—Lo haré pero solo con una condición—dije jugando con la servilleta que tenía entre mis manos—que traigan a Minho.