XLIV

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Los siguientes dos días fueron una pesadilla.
Luego del segundo mensaje, había decidido bloquear el número e intentar olvidarme de la situación, pero como era de esperarse, no fue tan fácil.

Un tercer mensaje llegó a mi teléfono diciendo que no importase cuantas veces bloqueara o denunciase un número, esta persona encontraría la manera de contactarse conmigo, y esta vez firmó como "Atte. Un amigo".

Al principio creí que se trataba de Felix y Hyunjin haciéndome una broma, pero mis sospechas se desvanecieron al ver que ninguno de los dos tenía el teléfono en sus manos cuando recibí el cuarto mensaje mientras hacíamos videollamada.

"Si quieres saber lo que tu novio te está ocultando, ve a la dirección escrita debajo el lunes a las 08:00 am."

Esto se estaba transformando en una molestia, mi cabeza no me dejaba descansar aunque eso fuese lo que más quería.
Los pensamientos sobre Minho y esta misteriosa persona invadian mi día a día, mis sueños y mis pesadillas.

Debía ponerle un alto a esta situación.

Pero no puedo hacerlo solo.

—Gracias por venir—dije sentándome en mi cama mientras jugaba con el aparato que había estado atormentandome en las últimas 48 horas.

—No debes agradecer, aunque me resultó un tanto extraño que me llamaras a mi para hablar—dijo Jeongin sentandose a un lado mío pero guardando un poco de distancia.

Suspiré.

—Lo sé, pero necesito un consejo que no tenga el peso de la amistad, y nosotros no somos amigos aún, así que creo que eres la persona indicada para el trabajo—respondí sonriendo.

—Esta bien, dime que es lo que necesitas, soy todo oídos.

Comencé a contarle lo que había experimentado durante las últimas horas.
Su expresión era ilegible.

—¿Qué crees que debería hacer?—pregunté nervioso.

Jeongin frunció el ceño y suspiró.

—Lo normal sería que hablaras con Minho Hyung, es la regla principal dentro de una relación, la comunicación,¿no?—dijo el menor.

—Se que la comunicación es importante...pero en realidad tengo miedo de lo que pueda surgir en esa plática—respondí con vergüenza.

—¿Miedo?—preguntó.

Asentí.

—Mira puede que no lo parezca, pero tengo muchas inseguridades, Jeno generó la mayoría de ellas al engañarme con mi primo, generé miedo al rechazo y al abandono, entre otras cosas—contesté, no iba a contarle todo, no lo conocía tan bien.

Jeongin tomó su barbilla y asintió pensativo.

—¿Tienes miedo de que esta persona tenga razón sobre lo que dice saber de Minho?—cuestionó.

Asentí apresuradamente.

—¿Y si me esta engañando?¿Y si no fui suficiente para el?¿Y si se aburrio de mi?¿Qué se supone que haga?—cubrí mi rostro con mis manos.

Ya no quería pensar en esas cosas.
Realmente lo odiaba.

—Nunca sabrás la respuesta si sigues lamentándote en tu cuarto, en este momento tienes dos opciones, hablar con Minho Hyung sobre los mensajes o averiguarlo por ti mismo, si es una broma no perderás nada, si esta persona te dice algo estará en ti creerle o no—habló Jeongin mientras apoyaba una mano sobre mi hombro.

Se que tiene razón.
Se lo que debería hacer.
Se lo que es correcto.

Aún así...

Luego de despedir a Jeongin, busqué algo para comer y volvi a mi habitación.
Bien, aún tenía tiempo para pensar.
Demasiado tiempo.
Tú puedes hacerlo Jisung.
No es tan difícil como tu crees.
Es solo tu mente jugando juegos contigo.
Todo saldrá bien.

Pero,¿Y si no?

Tomé la almohada y la tiré contra una de las paredes.
Necesito pensar con claridad.
Piensa Jisung.
Piensa.
Piensa por favor.

Debo salir de aquí.

Tomé mi teléfono y bajé las escaleras con rapidez.
Até mis zapatillas, tomé mis llaves y salí por la puerta delantera sin mirar atrás.

Debo irme.
Debo escapar.
Debo calmarme y pensar.

Mis pies parecían tener vida propia, caminaban de memoria hacia lo desconocido.

O eso creía hasta que levanté la cabeza y vi donde me encontraba.

El pequeño parque cerca de mi casa donde Minho me había llevado aquella vez luego de la cena que habían organizado mis padres en casa.

Al igual que en aquél entonces, el lugar se encontraba oscuro y solitario, la única diferencia notable era que ya no me encontraba acompañado.
Por alguna razón esta sensación de soledad se hacía cada vez más pesada con cada paso que daba por el húmedo césped.

Llegué hasta el columpio donde Minho me había confesado que le gustaba y me derrumbé sobre el, agotado, como si hubiese caminado por horas y horas.

Recosté la cabeza contra una de las cadenas.
Lo frío del metal ayudó con el leve dolor de cabeza que tenía.

¿Qué estoy haciendo?
¿Qué se supone que debería hacer?
¿Por qué todo es tan difícil?
¿Es mucho pedir un poco de felicidad en mi vida?

Un nudo comenzó a formarse en el fondo de mi garganta, impidiendo que respirara con normalidad.
Mi pecho comenzó a doler cuando intentaba inhalar.
Hace mucho que no me sentía así, desesperado.

Mis ojos ardían, como si los hubiese mantenido abiertos por mucho tiempo.
Casi sin notarlo las lágrimas comenzaron a caer, y era imposible detenerlas, ni siquiera mis temblorosas manos podían hacer algo al respecto.

¿Por qué estoy llorando?
¿Por Minho?
¿Por mi?
¿Por todo?
¿Por nada?

Algo frío cayó sobre mi coronilla, observé el cielo y noté que las estrellas estaban ocultas por densas y oscuras nubes.

Debes estar bromeando.

Pronto más y más gotas se unieron a aquella, formando una cortina de agua que impedía ver más allá de un metro.

Mantuve mi rostro apuntando hacia arriba.
Mis lágrimas se mezclaban a la perfección con el agua que caía desde las alturas, permitiendome llorar sin vergüenza.

La tierra debajo de mis pies comenzó a transformarse en lodo, manchando mis zapatillas.
No es que me importara, pero ver lo blanco de mi calzado ser opacado por el lodo, hizo que mi cerebro comenzara a trabajar de nuevo.
Era como si viese mi vida siendo destruida poco a poco.
No solo por esta situación.
Mi vida ya se encontraba rota, hundida en un asqueroso y sucio lodo.
Y por más que intentara limpiarla, siempre habría algo que me recordara lo inservible que era.

Y asi, mis lágrimas salieron con más fuerza.
No podía evitarlo.
No quería evitarlo.
¿No quería?

Cuando comencé a sentir que mi garganta ardía y ya no tenía fuerzas para seguir aquí, decidí volver a casa.
Sentía que el agua había calado hasta lo más profundo de mi, tenía frío y mi cabeza parecía a punto de explotar.

Cada paso que daba parecía pesar una tonelada.
Mis zapatillas dejaban un rastro de tierra que pronto desapareció entre lo húmedo de la acera.
Nadie podría saber que alguien había estado allí.

Cuando llegué a mi calle, la tormenta se había calmado un poco.
La visibilidad era casi tan buena como siempre.

Hubiese deseado que no lo fuese.

Si tan solo hubiese llovido con más fuerza o hubiese caminado más lento...creo que mi día habría terminado de una manera muy diferente.

Observé como un auto se estacionaba frente a mi casa.
¿Por qué Seungmin vendría a mi casa a esta hora?

La puerta del copiloto se abrió y un aroma golpeó mis sentidos de la manera más dolorosa que jamás había sentido.

Sentía que mis piernas estaban a punto de fallar y dejarme caer.
Esto no puede estar pasando.

¿Por qué Minho acaba de bajar del auto?

The Scent Of DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora