"-Esto que estás viendo, este hermoso amanecer, ese sentimiento que invade tu cuerpo al observar tan hermosa escena, es lo mismo que yo siento siempre que estoy contigo, siempre que te veo. Porque tú eres mi sol. Eres mi amanecer... "
El Nuevo Mundo...
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La lluvia era bastante intensa. La capucha que llevaba puesta con el fin de no ser reconocido, estaba completamente empapada. Y ya casi no podía sentir las piernas ni los brazos debido al objeto grande y pesado, cubierto con una manta negra, que sujetaba entre éstos. Pero no se dio por vencido: siguió su camino a través de la noche rumbo a Bella Oscura con pasos firmes.
Se mantenía alerta en todo momento. Era consciente de la infinidad de peligros que merodeaban a los alrededores. Decidió evadir los poblados a toda costa, rodeándolos para evitar que la gente notara su presencia e hicieran preguntas, aunque eso representara caminar aún más y estar en mayor nivel de peligro. No le importó.
Después de un largo camino, llegó a las puertas de Bella Oscura, aquel imponente castillo que se alzaba entre las tinieblas y que alguna vez fue su hogar. Se aseguró de que nadie estuviera observando, sacó las llaves de su bolsillo del pantalón y las hizo girar en la cerradura. Una de las grandes puertas del castillo se abrió. Entró y, casi de inmediato, volvió a cerrarla. Si bien había logrado llegar al castillo, aún tenía que llegar al centro de control de fuegos artificiales, lo que significaba subir un sinfín de escaleras y atravesar algunas habitaciones.
Al llegar a aquella sala, colocó el objeto (aún con la manta negra sobre éste) en una silla orientada hacia un enorme balcón desde donde se podía contemplar todo el Páramo. Si no fuera por la tragedia, la vista sería espectacular. Y lo que alguna vez fue el escenario perfecto, ahora sólo le regalaba una soledad arrasadora, una vacío en el pecho y un fantasma apenas visible creado por su mente a partir del recuerdo de aquel bello momento. Nunca lo olvidaría.
Aquella sala era moderadamente grande. Había un panel de control con forma de media luna justo enfrente de la silla donde aquel objeto grande y hecho de piedra descansaba. Unos centímetros más adelante, se encontraba el balcón. El panel se encontraba entre la silla y el acceso al balcón.
Antes, en aquella sala, realizaba espectáculos hermosos de fuegos artificiales. Y ese panel de control era el encargado de todas las funciones que podía realizar con éstos. Sin duda, era un lugar que le encantaba y le traía muchos recuerdos que nunca olvidaría. Estaba seguro de haber escogido el lugar indicado.
Después de unos minutos de reflexión y sentimientos encontrados, retiró la manta negra y le dio un último beso al objeto sobre la silla. Un beso de despedida, el beso del adiós. Un beso que no fue correspondido.
—Adiós —susurró con tristeza. Y con eso se despedía para siempre. O, más bien, hasta donde su vida fuera capaz de llevarle. Nadie vive para siempre.
Soltó algunas lágrimas amargas y salió de la sala. La cerró con llave y regresó a la entrada del castillo. Al salir, cerró las puertas principales bajo llave para que nunca nadie pueda volver a entrar. Después de todo, él era el único que poseía las llaves para poder abrir esas puertas gigantes (hechas de madera sólida y gruesa) de nuevo. Y así, emprendió el viaje de regreso, de vuelta a la montaña, donde se encontraba su nuevo castillo, o más bien, su nuevo fuerte.
El viaje de regreso no era tan duro como el de ida; ya no tenía que cargar con ese enorme objeto entre los brazos, lo cual era una clara ventaja. Hizo exactamente lo mismo: rodeó los poblados, caminó bajo la lluvia, atravesó la noche con algunas dificultades para poder ver qué se encontraba enfrente de él.
Cuando por fin llegó al fuerte, cuando su odisea había concluido, sus ayudantes y guardias le ayudaron a llegar a su nuevo trono. Estaba realmente exhausto, con las piernas adoloridas y los brazos acalambrados. Y no era para menos; después de ese viaje de horas de duración debía estar más que exhausto.
Se sentó y suspiró. No se molestó en quitarse la ropa empapada, lo único que hizo fue retirarse la capucha que llevaba puesta.
El trono estaba orientado hacia una ventana situada en lo alto del lugar y lo suficientemente grande para poder vigilar a "La Botella". Cualquiera que estuviera sentado ahí podía observar con total claridad aquel gigante objeto que se encontraba en la zona más alta de la montaña.
—Señor... —lo llamó uno de sus guardias de largos cabellos pelinegros y ojos verdes—. ¿Qué haremos ahora?
Le miró con seriedad y frunció el ceño.
—Ustedes pueden hacer lo que quieran —respondió—. Váyanse de aquí. Regresen con sus familias. Yo me quedaré vigilándola.
—Pero, señor... ¿está seguro?
—No tengo otra opción. —Suspiró e hizo un movimiento con su mano, indicándole al joven guardia que se retirara. Éste obedeció sin más.
Se quedó ahí, sentado, mirando a través de la venta a aquel objeto, haciendo algunas pausas para comer, dormir y hacer sus necesidades. Sabía cuál era su destino y el destino del Páramo, lo sabía perfectamente. Pero ya no le importaba más. Se sentía devastado y, a la vez, desinteresado.
Y así estuvo, durante los próximos diez años.
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Antes de continuar, les pido que lean estas aclaraciones y advertencias:
•Historia basada en el videojuego de Disney: Epic Mickey.
•La historia es mía, pero algunos personajes no lo son, pertenecen a
•Disney o a Marvel.
•Incluye temas sobre homosexualidad, sexo explícito, violencia, prejuicios, sangre, trastornos mentales, etc. Se recomienda discreción.
•Prohibida su adaptación.
•Es posible que la personalidad de algunos personajes no se asemeje a la original.
•AU de Marvel inventado completamente por mí y en el que me tomo muchas libertades.
Esta historia fue no sólo la primera que escribí para en fandom Stony, sino que fue la primera novela que escribí en mi vida. Posteriormente, cuando mi mejor amigo me introdujo al Stony, decidí hacerle una adaptación a este bello ship que me enamoró desde el comienzo.
Me hace mucha ilusión que la lean, en verdad :3 Tal vez haya lágrimas, pero les aseguro que es una bella historia de amor que valdrá la pena leer de principio a fin.
De antemano, muchísima gracias a todos los que se queden conmigo hasta el final, así sea uno o doscientos :D