Primer encuentro.

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T/n se despertó de golpe por algún sueño, uno que había dejado su mente completamente nublada, con el cuerpo agarrotado, una fina capa de sudor recorriendo su cuerpo y la respiración entrecortada.

Aunque no fuera capaz de poder recordarlo, ya sabía de que se trataba.

Sus padres... Su recuerdo seguía taladrando en su mente amenazando con abrir la puerta a la libertad de aquella chica que ansiaba tener sangre en la punta de los dedos. Se talló el rostro sentándose en la cama, el rayo del sol entraba por su ventana, frunció levemente el entrecejo, anoche se había quedado dormida en la misma posición con la que se había dejado caer a la cama, no se había cambiado ni quitado las botas para poder dormir.

La puerta de su habitación fue abierta por el pelinegro de su hermano.

—Arriba. Te toca entrenamiento.

La joven frunció el gesto levantando la cabeza.

—Es mi día libre.

—¿No te lo dije? Estás castigada por desobedecer mis órdenes y salir a escondidas.

—Alec...

—No te estoy preguntando, te estoy diciendo que levantes tu culo y bajes por tu castigo.

Cerró la puerta dejándola sola, T/n gruñó por lo bajo diciéndose que tenía que seguir las reglas. En contra de todos los deseos de su perezoso cuerpo por la mañana, se levantó para alistarse e ir con su hermano.

Alexander no tuvo contemplación alguna con su hermana, estaba claro que no iba a pasar por alto su insubordinación, entendía su punto de vista y también estaba consciente de que no iba a poder contenerla más, si él no le daba permiso de todas formas ella seguiría escapando.

T/n se dejó caer en el suelo proclamando todo el oxígeno del mundo. Alexander se acercó a ella con una clara sonrisa de burla.

—No te dije que podías parar.

Su hermana lo miró con rencor.

—Me has tenido corriendo por más de tres horas sin parar siquiera a respirar. ¿Cuánto más tengo que hacer para que me perdones?

—Las reglas existen por algo, Leonhartd, no puedes seguir infringiéndolas y pensar que serás inmune a eso.

***

Era hora de seguir con su intento de vida normal, Alexander le había determinado esa condición si queria seguir en las instalaciones del "Instituto Salvatore". Tenía la esperanza de hacer que su hermana desistiera y saliera de ese mundo tan violento, pero hasta la fecha no había funcionado y ahora se había vuelto una doble vida para ella.

T/n suspiró saliendo del baño y caminando a su armario con una toalla en la cabeza después de una rápida ducha. Suspiró con cansancio y exasperación al tener esa misma rutina mundana. El sonido de su teléfono resonó en la habitación, maldijo en voz baja al no poder encontrarlo, suspiró al verlo debajo de su cama y de nuevo se cuestionó como es que sus cosas terminaban en lugares extraños.

Era justamente cómo sus padres decían: Muy distraída.

—¡T/n...!

Protegiendo a la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora