Amenaza.

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Los pensamientos de Aidan cada vez lo atormentaban más, estaba realmente agotado, todo esa semana había sido la semana mas dura y agotadora de su vida. T/n había salvado su vida. Y se lo agradecía eternamente. Él no se había dado cuenta de la bomba.

Al final de todo... Resulta que si la necesitaba para cuidarlo.

Había notado algo muy peculiar. Su manera de esquivar y golpear. Era muy parecido al de el personaje de las guerras de las galaxias. Y ahora que lo pensaba, la manera en que la misma le dislocó el brazo y T/n lo hizo con Apolo era idéntica.

Él sabia que sonaría muy descabellado. Pero tenía sus sospechas, acerca de que T/n. Su T/n. Tal vez ella era la Mandaloriana. Además, esta última semana la había estado evitando y eso parecía no molestarle en lo absoluto a T/n.

Fue consiente de que alguien lo miraba, giró disimuladamente el rostro, reprimió una sonrisa de superioridad al ver a la mujer que no salía de sus pensamientos embobada por él, tal vez él no era el único que sucumbía ante ella.

T/n se dio una bofetada mental para reaccionar y entró.

–Buenos días, Príncipe Aidan. — carraspeó. — El desayuno está listo y se le espera...

Caminó a la ventana para asegurarse que todo estuviera bien, por segunda ves en menos de una hora. Aidan debía admitir que T/n hacía muy bien su trabajo. Ya no sólo lo protegía, también protegía a su familia. Llevaba una gran carga.

–Buenos días T/n...

<<Valla, ¿Su capricho terminó?>>

T/n se contuvo para no soltar lo que había pensado en ese momento.

Aidan pensó que en lugar de comportarse como un crio, debería ser maduro y tratarla bien, asi que deicidio ser mas gentil y menos frio con ella, pues sino fuera por ella, él ya estaría muerto.

— Gracias por avisarme. — T/n asintió con la cabeza antes de estar dispuesta a irse. — ¿T/n?

– ¿Si señor?

– ¿Disfrutaste la vista? — la miró coqueto.

T/n apretó la mandibula rezando por no ponerse roja al verse descubierta. A veces el castaño era un idiota. Pareció tardar en procesar la pregunta porque parpadeó perpleja

¿Acaso los hombres de esa familia eran bipolares?

– Permiso señor. – se limitó a decir.

– Te necesito... — se detuvo — Ven por favor...

T/n suspiró y se giró para caminar a él.

– ¿Qué necesita?

De la nada, se encontró esquivando un golpe del príncipe, tomó su muñeca, pateó su pierna e hizo que diera una vuelta en el aire dejándolo de cabeza con las rodillas a los costados de la misma.

Aidan estaba consiente de lo que iba a pasar, pero entendió que su cuerpo no estaba preparado par que le dejaran sin aire una milésima ves.

T/n se preocupó al instante.

— ¡Disculpe...! — se arrodilló de inmediato a su lado — Es... involuntario... No lo pensé... — lo ayudó a levantarse.

–¿Quién eres...?

– ¿Disculpe...?

– ¿Quien eres?

T/n estaba algo descolócala y no comprendía a dónde quería llegar ahora el príncipe.

– T/n Salvatore.

Aidan dio un paso a ella y presionó con algo de fuerza la parte donde la última vez había lesionado a aquel personaje ficticio. T/n se tensó dejando ver un gesto de dolor, en ese momento Aidan la soltó de inmediato.

Protegiendo a la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora