"T/n y Aidan, están enamorados, y los dos, se quieren besar..."

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Aidan se pasó las manos por la cara con frustración mientras caminaba de un lado a otro en su habitación. Había una sensación en su cuerpo que no le gustaba para nada, T/n estaba con Apolo en ese momento, sentía que todo su cuerpo le ardía, nunca se había sentido de aquella manera.

Seguía paseándose de un lado a otro como si de un león enjaulado se tratara. T/n, SU T/n estaba con su primo, se sintió impotente. Suspiró dejandose caer en la cama, se dijo a si mismo que T/n no le gustaba, aunque él supiera que aquello era una vil mentira.

Se cuestionó si aquello era lo que se conoce como celos, gruñó lanzando su almohada al suelo. Odiaba sentirse de aquella manera, no sabía que debiera de hacer para que T/n lo mirara, tiró aquel beso que le había dado a la basura como si nunca le hubiera interesado.

Esa mujer era muy cruel con él, pero...

– Ayayay... — se puso boca abajo.

Aún así él la quería para él, la quería con él.

Tenía que saber seriamente lo que le estaba pasando. Se reincorporó de nuevo en la cama sacando su teléfono para llamar a su mejor amigo.

– ¿Qué pex? – lo escuchó del otro lado.

– ¿Estás libre?

– ¿Pos qué pasó Aidan...?— lo escuchó reír.

– Nececito verte...

– ¿Ya vas a batear al otro lado? — Aidan giró los ojos.

– Si, claro... — dijo irónico.

– Llegó en 10...

– 5...

– Todo un mandón... — se burló — llegó en 5 jefe... — Aidan suspiró y después colgó.

Si con alguien podía hablar, era con Cameron. Él siempre sabía que decirle.

Diez minutos después, el castaño claro entró a la habitación de su mejor amigo que le reprochó llegar cinco minutos tarde, lo estuvo molestando por unos minutos hasta que logró hacer que le comenzara a decir que le pasaba.

– Y... ¿Crees tener parásitos? – frunció el entrecejo mientras se lanzaba a la cama de su amigo.

– Es lo único que puede ser... — habló obvio.— Ya no duermo... Todo el tiempo pienso en ella... Me gusta estar con ella... Y quiero... La verdad no se que me está pasando... – se talló la nuca.

– Ah... — sonrió.

– ¿Qué?

– Ya entiendo tu facinación... — le dio un puñetazo en el brazo.

Aidan lo miró mal.

– ¿Qué? – repitió.

– Tu Aidan... Tienes la palabra con "A".

Aidan abrió los ojos mas de lo normal y tragó duró.

–No es verdad... — se levantó de inmediato de la cama – no puedo tener Anemia...

– ¿Qué? — Cameron frunció el entrecejo — ¡No...! No, Aidan... Empieza con "A" tiene cuatro letras y termina con "r".

–Ajá... — lo miró confundido — ¿Abur?

Cameron suspiró incorporándose en la cama.

– ¡No Aidan...! Eres más ciego de lo que creí — se levantó y le tomó del hombro — Aidan... Hermano... Estás enamorado...

– ¿Amor? – frunció el entrecejo.

–Así es... – asintió tranquilo.

– ¿De quién? ¿De T/n? — negó divertido — No Cameron...

Protegiendo a la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora