Cuanto dolor...

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Un silencio tenso embargó el lugar donde el combate se había llevado a cabo. Apolo seguía procesando lo que acababa de suceder. Su padre estaba muerto. Ya era oficial.

Estaba solo.

No se sorprendió ni se exaltó al reconocer en fracción de segundos las intenciones de la joven a su lado. Miró sin expresión alguna a su primo caer al suelo tras el puñetazo de T/n. Se imaginaba que todo se debía a que ya sabía sobre el engaño de su primo. No podía hacer o decir algo para que la molestia de su amiga se apaciguara, al final de todo, una mentira era eso: una mentira.

Aidan soltó un pequeño quejido con la sangre comenzando a inundar su boca. T/n lo miró con rabia en sus ojos, tragó con dificultad señalando el cuerpo inerte de su hermano en el suelo.

—Todo esto ha sido tu maldita culpa. Eres un cobarde.

Solo en ese instante el rubio reaccionó. No, aquello no era simplemente por el engaño. Su estómago se apretó en un nudo doloroso al ver el cuerpo sin vida de Alexander Salvatore en el suelo cubierto por la oscuridad.

Apenas había logrado sujetar a T/n cuando esta pretendió abalanzarle sobre su primo. Un gruñido salvaje salió de su garganta girando en el suelo lanzando a Apolo al otro lado. Rápidamente se levantó asestándole una patada al castaño que cerró los ojos tras el dolor que recorrió su cuerpo.

Se colocó encima de él asestando golpes con el objetivo de poder hacer que todo el dolor y rabia que sentía en ese instante sentía. En un movimiento involuntario Aidan se cubrió el rostro con los antebrazos sintiendo el dolor recorrer sus antebrazos. Gruñó por lo bajo sintiendo la sangre escurrir por su boca y subiendo por su nariz.

No tenía derecho alguno a oponerse a todo aquello. Era verdad que había sido su entera y total culpa. Todo eso había pasado apenas en una fracción de segundos. Para cuándo Apolo se levantó de nuevo y obligó a su amiga a retroceder, Aidan se giró a un costado escupiendo la sangre, las gotas que escurrían de su nariz lo hicieron sentirse ahogado.

T/n no hizo nada por liberarse del rubio, miró con dolor y cierto odio al castaño. El cuerpo de Apolo la rodeó con fuerza cuando T/n dejó de pelar y dejó que el peso de su cuerpo la venciera.

Después de escupir la sangre, Aidan se giró de nuevo a ella. Las intenciones de T/n nunca fueron herirlo de gravedad. Lo sabía perfectamente. De haberlo querido matar lo hubiera echo. Lo que vio en ella lo hizo sentirse merecedor de todo el sufrimiento posible.

—Cero...

—Eres un mentiroso. Dejaste que matara a mi hermano. Yo debería matarte.

—Mi intención...

—Aléjate de mi, Gallagher. No te quiero volver a ver... Nunca.

Aidan se apresuró a levantarse comiendo en su dirección y estirando los brazos en un intento ride querer abrazarla.

—T/n, no...

Aferrándose al brazo del rubio, lanzó una patada al castaño añejándolo de él.

Aidan se culpó por lo que había pasado. Ya no tenía sentido pedir perdón y hablar del pasado. Aquello era irreversible y lo único que quedaba, era seguir con sus vidas.

—Adiós Gallagher...

Apolo la soltó cuando ella fue hasta el cuerpo de su hermano. Dejó salir el aire de manera entrecortada antes de tomarlo en brazos y peinarle el cabello desordenado. Suspiró con las lágrimas comenzando a surcar sus ojos. Dejó un tierno beso en su frente.

—"Requiesce in pace"

Sus dedos temblorosos cerraron sus ojos antes de romperse en llanto por completo y abrazar a su hermano con fuerza, aferrándose a él con la esperanza de que regresara a su lado.

Protegiendo a la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora