Jonathan Christopher Grey.

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T/n jugó con la navaja entre sus dedos, la giraba con una asombrosa habilidad sin siquiera cortarse, el sonido del aire ser cortado por el filo del mismo era lo único que se escuchaba en la biblioteca en ese momento. Era el único lugar en el que estaba tranquila. En la sala se encontraban los demás puliendo los detalles del plan. Ella había decidido mantenerse al margen. Ella tenía que crear su propio plan de contingencia.

Si el momento lo ameritaba, ella se separaría de los demás para terminar el trabajo por su cuenta. Ya no estaba dispuesta a seguir perdiendo a las personas. Matar a Iván Fairchild de una vez por todas era tener a Apolo de regreso, aunque según lo que había estado investigando a cerca de los sueros de Akagetzu, y el implante en el rubio, si no se terminaba con la simulación, daba igual a quién matara para tener de regreso al huésped. Suspiró cerrando los ojos por un momento.

Realmente estaba cansada.

Cansada de vivir en una constante guerra. Las palabras de Aidan no dejaban de resonar en su mente. ¿De verdad quería seguir viviendo de esa forma?

Todos tenían elección. Se les daba la oportunidad de elegir si quedarse en el mundo de la sombras o salir por completo y tener una vida normal. Aunque ella siempre pensó en tener una vida normal, para cuando terminó el adiestramiento, sus padres estaban muertos. ¿Porqué salir de esa vida si ya no tendría ningún propósito o la oportunidad de disfrutar de la misma?

Se quedó en ese lugar a pesar de los intentos de su hermano por hacerla entrar en razón. Ahora que se encontraba en esa situación se cuestionaba si valía la pena seguir con vida si quiera. Ya no le quedaba nadie. ¿Qué objetivo tenía? Ser la mejor asesina a nivel mundial no la eximía de sufrir pérdidas. Al contrario, la hacía más propensa.

Fueran como fueran las cosas, estaba segura de una cosa. Esa noche todo iba a terminar. Fuera cual fuera el resultado.

Abrió de nuevo los ojos con lentitud al sentir un ligero ardor en el dedo. Miró el filo de la navaja con sangre, le limitó a ver su piel comenzar a teñirse de rojo por la sangre. Apretó la mano en puño y guardó la navaja al escuchar la puerta de la biblioteca abrirse. El cabello rubio de Jonathan se asomó, T/n encaró la ceja viendo cómo entraba y cerraba detrás de él.

—¿Ya terminó la junta del concejo?

—Lo hizo. No estuviste ahí.

—Se que me pondrás al tanto en unos segundos.

Jonathan caminó hasta sentarse frente a ella ladeando la cabeza.

—Excluyéndote no es una buena solución.

T/n suspiró.

—No me excluyo. Solo me mantengo al margen. Esas estupideces del sentimentalismo me generan dolor de cabeza. Y la verdad comienzo a hartarme.

—¿De estar aquí?

—De perder. ¿Tu no, Jonathan?

El rubio sonrió de lado. Esa joven era igual de competitiva que él. Le gustaba.

—¿Qué es lo que realmente estás planeando, Salvatore?

T/n sonrió con sequedad.

—Perdóname Jace, pero lo que haga o no haga eso a ti viene importándote poco. El plan es acabar con esto.

Jonathan la miró por unos instantes. Procedió a explicarle lo que estaba pasando. Lo que harían y como lo harían. T/n no hizo nada. Simplemente presto atención fingiendo que estaba realmente interesada. Hablaron sobre las posibilidades de hacer que Apolo regresara. Fue en ese momento en el que Jonathan llamó su atención.

Protegiendo a la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora