Reparar al otro.

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El cuerpo de T/n reaccionó de manera involuntaria empuñando uno de los que habían sido los cuchillos de su hermano, lanzándolo al intruso que estaba en la habitación.

Theresa reaccionó a tiempo deteniéndolo en el aire logrando sujetarlo del mango.

—Tranquila.

—Theresa... —se incorporó— ¿Acaso estás loca? Pude haberte matado. ¿Qué pasa?

—Eh venido a hablar contigo... — le devolvió el cuchillo y se sentó a lado de ella — Se que todo esto debe ser difícil para ti...

T/n suspiró dramáticamente sabiendo a donde quería llegar con toda su charla. La detuvo no queriendo seguir.

—Theresa no necesito que hagas esto... — se levantó de la cama alejándose de la rubia.

—No puedes seguir así... Te hace mal...

—Yo no lo veo. Y déjame dejártelo más claro. No quiero que hagas esto, no quiero que hagas nada.

Theresa apretó los labios mirándola con preocupación y severidad.

—No comes con nosotros y si lo haces no comes bien, no hablas con los demás, siempre quieres estar sola y si no, estás dormida o leyendo algo, estás con tus audífonos escuchando música a todo volumen... Y Apolo es la única persona que dejas entrar.

T/n la miró molesta.

—Estoy bien. Y si me la paso aquí es porque tú noviete de mierda no deja de medicarme y tu cuñada o lo que sea una de las tipas de cabello negro se la pasa recordándome que mis costillas siguen sin sanar por completo.

No le gustaba la idea de que la rubia se metiera en su vida.

—No, no lo estás, ni tu te la crees...

Por como la miró, Theresa supo que la estaba haciendo enojar. El tema de su hermano se había vuelto un tema intolerante para ella.

—Mira Theresa, no es por ser grosera, pero los contratos que me das, los he cumplido... He estado trabajando con ustedes para tu plan. Métete en tus asuntos.

—Y no me vas a decir que no lloras todas las noches. T/n... — se levantó encarando las cejas — No sales de la habitación de tu hermano... Todo el tiempo estás aquí... — señaló el lugar— No, T/n, no estás bien... Ni siquiera sales con los chicos.

— ¡¿Y qué putas quieres que haga?! — estalló— ¡¿Qué mi maldita vida sea como antes...?!

Los hermanos de Theresa en la parte de abajo se encogieron de hombros al escuchar el grito de la chica. Sabían que cualquier tipo de conversación que quisieran tener con ella no iba a salir bien.

—Trata...

Retrocedió un paso cuando T/n explotó gritando a todo pulmón.

—¡MI HERMANO ESTA MUERTO, THERESA...! — se sujetó el cabello con frustración... — ¡¿Cómo se supone que volveré a mi vida si mi hermano ya no forma parte de ella?! Ya no tengo nada. No tengo padres, no tengo hermanos, mucho menos tíos... ¡Dime Theresa ¿Qué quieres que haga?!

Su garganta ardió tras las palabras dichas, pero el sentimiento de liberación embargó su cuerpo. Aquellas palabras que había gritado las había tenido atoradas por días.

Theresa mordió su labio sabiendo que tenía que ser paciente con aquella chica. Ella también tuvo su edad y sufrió como ella. Así que entendía por lo que pasaba.

—Se por lo que estás pasando...

—¡NO LO SABES...! Tu... — la señaló — tienes hijos, un hermano, tienes a los Fray. ¡Tienes todo!

Protegiendo a la corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora